Una comunidad

Vengo de pasar unos pocos días en una residencia de religiosas ancianas y enfermas, asistida por otras religiosas mayores pero más jóvenes y saludables. Entre las ancianas y enfermas tengo una tía muy querida, a la que acompaño, unos pocos ratos. Vuelvo a quedarme muy impresionado de ver nada menos que una comunidad: una comunidad de vida, de bienes, de servicios, de cuidados, de atenciones, de afectos, de com-pasión y de con-gozo… Ahí es nada en el mundo en que vivimos. He llevado para terminar de leer dos libros claves de Theissen y Schlosser sobre Jesús de Nazaret, que me han enseñado y conmovido mucho a la vez. Lo que, en conjunto, ha sido para mi una intensa experiencia cristiana. Ya sé que hay muchas  y muy diversas experiencias humanas y cristianas, lo mismo que comunidades. Ni quito ni pongo, ni, mucho menos, comparo. Sólo constato. Con alegría y gratitud.