Desinformación y demagogia

Leo en un diario digital español que dos radicales han sido detenidos en nuestro país. ¿A qué radicales se referirá el periódico?  A los radicales históricos de Alejandro Lerroux? ¿A los radicales miembros del actual partido radical italiano, o del partido suizo de la misma denominación?
Estamos hartos de leer que el Tribunal Constitucional (TC) estudia desde hace tres años el recurso de inconstitucionalidad presentado por el partido popular contra el nuevo Estatuto catalán. Entiendo bien que todos los partidos opuestos a ese partido le endilguen esa grave responsabilidad. Pero es el caso que, además del partido popular, presentaron recursos el defensor del Pueblo (de ideología socialista y socialista insigne antes de  asumir el actual oficio),  así como las Comunidades Autónomas de Valencia, Aragón (gobierno socialista), La Rioja, Murcia y Baleares (gobierno socialista). Pero nadie lo recuerda… Ni siquiera el partido popular.
Por lo demás, algunos periódicos cercanos al Gobierno español adjetivan indefectiblemente a cada uno de los diez miembros del TC como conservador o como progresista. Ya se sabe que para quien los denomina así, el primero es signo del mal, y el segundo del bien. Y la sentencia, cualquiera que sea, desde ese criterio será juzgada. Si continuamos con este sectarismo, simplista y demagógico, llegará pronto el día en que los abogados, los cirujanos, los arquitectos o los ingenieros…, de quienes dependen nuestras vidas, serán también llamados progresistas o conservadores y nos veremos obligados a preguntar, en cada caso, por la concreta significación del doble y ambiguo epónimo socio-político más subjetivo de nuestros días.