Un disparate esperpéntico

 

        Diga lo que diga el Gobierno cuatripartito de Navarra, el homenaje, celebrado el pasado sábado, a las víctimas de la extrema derecha o por parte de funcionarios, que en teoría tiene sentido, fue de hecho un homenaje a varios terroristas de ETA, sea por los familiares invitados, por el discurso de algunos de los oradores y por el contexto general del acto. Antes, el Gobierno guardó un sospechoso silencio sobre los detalles de la celebración. Pero después de la misma, ya no puede disimular la intención profunda de la misma. Si algunas de esas víctimas podrían merecer un homenaje o, al menos, un recuerdo compasivo y solidario, otras no. Fueron unos delincuentes que hicieron mucho daño y estaban dipuestos a hacer más, se suicidaran un día, murieran enfrentados con las fuerzas de Seguridad o  a causa de los explosivos que portaban-. Todavía nos faltan ciertos datos que confirmen y robustezcan este primer parecer. Pero basta con lo que sabemos para calificar este acto como el disparate mayor cometido por el Gobierno maionalista-independentista vasco y autodeterminista de Navarra. Un disparate esperpéntico.