¿El ocaso de Europa?

 

          Se le fue ayer la mano en su artículo publicado en EP a mi admirado Antonio Elorza. Tras comenzar por invocar el libro de Daniel y a  San Agustín, el resto era un centón de cosas sabidas y resabidas, por dichas y redichas, muchas de ellas con poco fundamento. Que si la historia de los imperios, que si la crisis económica, que si la burocracia de Bruselas, que si el sector dominante europeo, que si la política internacional…. El autor del trabajo sabe de sobra que un conjunto de 28 países, más los que vengan, no se puede comparar, ni en facilidad, ni en eficacia, ni en rapidez, ni en estabilidad como la URSS, hace un tiempo, ni como los actuales Estados Unidos de América o China aal día de hoy. La Unión Europea no podrá ser una potencia, ni económica, ni militar, ni política, como los dos últimos paises mencionados, ni siquiera tal vez como la India del futuro, y, en cierto modo, como la  Rusia actual: los cuatro países con un solo Gobierno central , una lengua oficial, un ejército poderoso y una legislación única y total. La Unión Europea no podrá, en el mejor de los casos, llegar a eso, a no ser que quiera destruirse a sí misma. Un Estado europeo no es como un Estado federado indio o noorteamericano, ni, menos, como una República autónoma rusa, y, no digamos, una Provincia china. La Unión Europea, Confederación sui generis, siempre será, por su compleja composición, más frágil y menos capaz de cerrar una crisis económica o política como la de hoy; igualar un desajuste o intervenir en un conflicto exterior. La UE siempre será, por eso, una potencia de segunda, si eso es ser de segunda. No es una desgracia, es una realidad. Potencias en el sentido clásico -dominio y posesión- fueron hasta anteayer España, Inglaterra, Alemania Francia, Holanda… Hoy lo es de muy otra manera  Europa, y esto es su mayor éxito. Importa menos el tamaño, la población, el monto total de  la riqueza o de las armas. Lo  que de verdad importa es que sea tan libre, justa, cohesionada y solidaria, o más que cualquier otra. ¿Por qué hablalr de ocaso? ¿No será, mejor, una nueva realidad, junto al éxito de poder unir a todas sus viejas naciones para los fines más altos de su historia, aunque no sea, ni pueda ser, la mayor potencia mundial ?