Primero de Mayo

El 1 de mayo de 1975, fiesta oficial de San José Obrero, escribí un largo salmo, Salmo en el día primero de Mayo, que lo distribuimos por ahí en hojas ciclostilaadas, como hacíamos con todos los poemas de La Rima del Pueblo. Así decían los dos primeros versos: Alabad los Primeros de Mayo al Señor de los señores. / Alabadle protestas y esperanzas surgidas este día. Desde entonces España y el mundo todo han cambiado mucho, pero no tanto como para que hayan desaparecido, ni mucho menos, “el mal y las concretas injusticias“; ni para que no hayan muerto en las zonas más desgraciadas del planeta “millones de víctimas desangradas por la paz, el pan y la justicia“. Primero de Mayo: alegría y reivindicación, protestas y esperanzas, fiesta y recuerdo dolorido. Y, como en los primeros años de su celebración, una larga lista de necesidades que remediar y un largo elenco de propuestas que llevar a cabo por las autoridades competentes, por los trabajadores y empresarios responsables y por toda sociedad que sea genuinamente consciente y participativa.