Paz, piedad, perdón

Las palabras reconciiadoras del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Blázquez, obispo de Bilbao, sobre el perdón, de manera activa y pasiva, de nuestra Iglesia, tras su discurso en Roma exaltando, en términos muy evangélicos, la memoria de los mártires de la guerra civil, han causado la mejor impresión en todos los no atacados por la peste del fanatismo. Desde la Asamblea conjunta de obispos y sacerdotes, en 1971, hay en la Iglesia española muchos testimonios de este género.Me pregunto, con pena, cuándo van a imitar a la Iglesia, a la que tanto critican, los sucesores de quienes fueron responsables, personales u orgánicos, de muchas atrocidades, antes y durante la guerra civil, pertenecientes al PSOE, PCE, Esquerra Republicana de Catalunya, CNT, UGT, FAI… Las patéticas palabras, aunque tan tardías, del presidente Azaña,recogidas en el título; la tajante condena del bolchevismo como principal causante de la tragedia, en boca de Julián Besteiro, miembro de la rebelde Junta de Defensa de Madrid, presididda por el coronel Casado, o la tardía pero contundente autocrítica de Indalecio Prieto desde su exilio mejicano, por citar los testimonios más conocidos, han tenido y siguen teniendo pocos imitadores dentro de la izquierda española.