Ortodoxos y católicos

Ahora que acaba de pasar, con la rutina habitual, la Semana por la unión de las Iglesias, buenas noticias nos llegan de todas partes en cuanto a las buenas relaciones entre el Patriarcado ortodoxo de Moscú y la Santa Sede. Las visitas y los encuentros de eclesiásticos, teólogos e historiadores se han sucedido en estos últimos tiempos. Hay una común preocupación por la defensa de los valores del patrimonio cristiano, como el concepto tradicional de la familia y el rechazo al matrimonio homosexual y al aborto, frente a lo que se considera un acoso y hasta un ataque permanente del laicismo creciente en Europa occidental. Por ejemplo, coincidiendo con la última y reciente visita del presidente del Gobierno de  la Federaciòn Rusa al Vaticano, se promulgó una ley que prohíbe hacer publicidad del aborto. Por otra parte, la defensa de la presencia cristiana en Oriente Medio une estrechamente a las dos Iglesias, que sufen las acometidas incesantes del fanatismo islamista, antes y ahora en Egipto, Irak o Afagnistán, ahora en Siria, una de las cunas del cristianismo, donde en este momento  dos obispos y una docena de monjas, entre los ortodoxos, y un jesuita están secuestrados. Muchos hablan, con más buena intención que conocimiento, de una próxima visita histórica del patriarca Kirill, de Moscú, al papa Francisco, pero otros la ven lejana, y hasta inútil, debido a un fuerte sector antiecuménico dentro de la Ortodoxia rusa, que ve todavía el ecumenismo como una herejía. Alguien apunta, con más amplia perspectiva, a un hipotético concilio universaal, que implicaría a todas las Iglesias cristianas, y acogería de manera  igual al papa y a los patriarcas, que quedarían sometidos al concilio. Hoy por hoy, los ortodoxos admiten la “presidencia en la caridad” del obispo de Roma, pero no su primado de jurisdicción. Otro de los impedimentos para las buenas relaciones es sin duda el caso de Ucrania, una nación muy plural, hoy hecha un volcán politico, y desgarrada entre su tradición oriental y su atracción occidental. La iglesia ortodoxa se encuentra allí profundamente dividida, mientras la Iglesia católica, llamada grecolatina, abolida y unida forzosamente a la ortodoxa por la dictadura comunista, se recupera activamente con sus cuatro millones de fieles y 30.000 parroquias, sobre todo en Ucrania occidental. Lo que constituye un serio peligro para el patriarcado de Moscú, aliado tradicionalmente al Gobierno ruso  en los intereses político-religiosos de Rusia.- Pero todo ello no va a impedir, y menos con el papa Francisco, que el acercamiento de las dos grandes Iglesias de la historia cristiana sea cada día mayor.