“No tengáis miedo”

(Del libro de Zacarías 8, 11 – 16)

Dios ha sembrado de paz nuestra vida violenta.
Nuestras áridas sernas son ahora sembradío,
la vid dará sus uvas a tiempo,
los cielos el rocío madrugado.

Los que fuimos un día maldición para unos y otros
seremos bendición de ahora en adelante
por gracia del Señor.
Diremos la verdad lo mismo que un saludo,
plantaremos la justicia ante todas las puertas,
el odio y la mentira no entrarán por nuestra aduana.

Y no tendremos miedo. Nuestras manos
serán más firmes que nunca jamás.