Mi comparecencia en el Parlamento

He comparecido en la Comisión de Economía y Hacienda, del Parlamento de Navarra,en medio de un denso silencio, y de un buen hacer de los parlamentarios y de los medios informativos, y he defendido la verdad de mi actuación como comisario de la Exposición, cerrada hace año y pico, Navarra:un futuro entre todos, después de año y medio de leer y oír falsedades, infamias e injurias, a las que se ha unido hace bien poco, con gran asombro por mi parte, el PSN-PSOE, en una nota vil, que resume todas las notas infamantes de la prensa independentista y afines desde octubre de 2006. No quiero convertir mi cuaderno de bitácora en plataforma demasiado personal y subjetiva (no digo subjetual) pro domo mea. Por eso no voy ni a resumir siquiera las doce páginas escritas de mi intervención, a las que he añadido varias más de viva voz. Después de responder a ciertas preguntas inocuas de algunos grupos -la verdad es que no tenían dónde morder-, he hecho un dolorido alegato final en contra de la violación impune de un derecho fundamental, recogido en la Constitución Española, el del honor, la intimidad y el buen nombre. Sin subirme al salmo 41 de la Biblia ni comentar lo que dice Freud sobre estos casos de ajuste de generaciones, he vuelto al principio popular y justiciero del no todo vale, que aqui todo el mundo proclama y luego aplica a su gusto e interés particular: “Este “no todo vale”(…) revela bien la degradación de la ética, reducida tal vez a etiqueta, y de la moral, reducida a moralina en alguna que otra ocasión solemne. No todos tenemos un precio, si tenemos dignidad, que precio no tiene. Y si alguien sostiene todavía eso, es que él no tiene dignidad!. Y al ver que nadie, en el turno de portavoces, ha tenido la valentía de pedir ni siquiera excusas -no digo ya perdón, como me pidió en su día el redactor del diario Berria, por no haber contrastado una noticia falsa, copiándola de un colega navarro-, he continuado diciendo: “Solemos decir en la vida diaria, y también en la política, que quien infama debe reparar la infamia, que quien yerra debe rectificar y que quien contamina paga. Parece mentira que seamos capaces de pedir perdón por una tos, que nos adviene molesta, y no seamos capaces de pedírselo a la víctima del delito“. He pedido volver al Parlamento, a la Comisión correspondiente, para pedir que se estudie el caso, por desgracia común, de las personas privadas, infamadas e injuriadas por actuaciones públicas y con pública repercusión, que no tienen defensa alguna por parte de nadie.Y, en fin, recordando el lema de la Exposición, he recalcado la dificultad de una empresa así de recia: en Navarra, en España, en Europa y en el mundo, que seres humanos somos ante todo. Porque muchos no quieren que el futuro se haga entre todos: “Quienes hemos dedicado parte de nuestra vida a esa noble causa, sabemos bien que por ella hemos vivido, vivimos y viviremos días malos y buenos, alegrías y dolores.¡Y algún que otro sonrojo, como éste de esta mañana en este Parlamento!. Arratsalde on. Good afternoon. Buenas tardes“.