MasterChef

 

        Había visto en TVE solo algunos programas sueltos, varios del MasterChef infantil y algunos de los últimos del penúltimo que ganó Tamara. Esta vez, he visto en diferido los dos últimos programas del concurso ganado por Miki y Juanma Castaño, a quien suelo oír de vez en cuando en El Partidazo de COPE.

Estupendo fue el penúltimo. Pero el programa final me entusiasmó. Me penó no haberlo visto a tiempo y dentro de la apasionada carrera por el triunfo final. Qué organización perfecta. Qué cuarteto de jurados tan templado y trabado. Qué señorial el chef invitado, que fue el eje técnico del concurso de la noche. Qué geniales los dos concursantes, qué sentido del humor, qué humanidad, qué habilidad aprendida con tanto esfuerzo y ya magistral. Y, para colmo, el encanto fascinador de los parientes: la niña traviesa y parlanchina de Miki, emocionado hasta las lágrimas por la muerte reciente de su madre; la madre maternal, cotidiana, de Juanma, y su bella Elena, esa periodista, con ligero acento catalán, a la que oigo en la radio nocturna informarnos sobre el Barça y que allí brillaba como una Musa…

Qué bonito espectáculo, por Dios. No me extraña ahora el éxito del programa. Y yo, que lo pretería casi siempre por lo que me parecía más interesante o más urgente… Cómo nos equivocamos a veces los que nos creemos listos…