La guerra de la Independencia

He tenido la suerte de asistir, en la Univerdidad Pública de Navarra, a dos jornadas del congreso internacional sobre Guerra, sociedad y política (1808-1814): El Valle del Ebro, organizado por el profesor e historiador navarrro Francisco Miranda y su equipo, donde un nutrido grupo de especialistas españoles, portugueses, franceses, británicos, italianos y polacos exponen y debaten temas relacionadas con la guerra de la Independencia española, desde múltiples puntos de vista. Una guerra de conquista por el honor y gloria -y todo el provecho posible- de Napoleón, de su Imperio y de Francia. Una guerra de defensa, en la que se rebela antes que todos y sobre todos el pueblo español, que se defiende como puede y ataca como puede al enemigo. España se divide en un primer momento en Juntas Provinciales o Juntas Regionales hasta que se forma la Junta Central Suprema (“Su Majestad”), con una Junta Militar, pero que apenas controlan y dirigen nada. El ejército, primeramente confundido y engañado, es pobre, está disperso, dentro y fuera de España, mal preparado y peor armado, pierde casi todas las batallas -Bailén es la excepción-, pero no se rinde, porque el pueblo no se rinde, como nos enseñó mejor que nadie Galdós en sus célebres Episodios Nacionales. Guerra cruel y atroz entre contendientes, con una superioridad aplastante del ejército francés, nos deja para muchos años una costumbre y tradición guerrillera que tendrá muy diversas desembocaduras. Dentro del panorama nacional español, “las dos Españas” ya están ahí en forma de afrancesados contra patriotas, y en forma también, dentro del españolismo, de patr¡otismo tradicional contra patriotismo ilustrado, y viceversa, con diferentes concepciones-valoraciones de la nación y de la patria, como aparecerá claro en las posteriores Cortes de Cádiz, nacidas de la Junta Central. Siento no poder estar en la segunda parte del congreso, que se desplegará en Tudela, estudiando la batalla que lleva el nombre de esa ciudad, con visita guiada, desfiles de los grupos de recreación, parada militar, recreación de la Batalla de Tudela y homenaje, en la plaza de los Fueros. a los caídos en 1808.- Un congreso bien preparado y llevado, muy útil y hasta necesario en los tiempos necios que corren, cuando todavía demasiados creen que los graves acontecimientos “históricos” han pasado para siempre.