La España de las dos Españas

Sé bien que en tono a cualquier hecho puede haber varias, múltiples, interpretaciones. Y sé también que la inveterada y torpe división de la visión del mundo en dos, la llamada izquierda y derecha, resto de doctrinas muy antiguas y falseadoras de las realidad, a veces con pretensiones religiosas, ha hecho estragos en la historia del pensamiento y convertido la vida política de muchos países en un pugilato estéril y calamitoso. Tal es el caso español de las dos Españas, condenadas a combatirse y excluirse de por vida. Ya sea a la hora de juzgar el juicio a Baltasar Garzón o la reforma laboral. Los partidos políticos, por definición, y los medios de comunicación, en buena parte, por contaminación, se han vuelto incapaces de cualquier juicio riguroso y ecuánime en torno a cualquier acontecimiento de nuestra vida pública. Por lo cual tenemos que buscar afanosamente la más veraz información por nuestra cuenta y volcar sobre ella el juicio más imparcial posible, sin esperar ni temer la dual y maligna influencia de alguna de las Españas enfrentadas para siempre y en todos los momentos y lugares de la vida. Arduo trabajo pero lleno de compensaciones humanas y humanizadoras.