La entrevista al papa Francisco

 

            No se me cocía el pan, y tenía mucho miedo a esta entrevista audaz, audaz por el que la pidió y no menos por el que la concedió. El icono de la Sexta, icono a la vez del progresismo capitalista español, ¿iba a entrevistar al papa progresista anticapitalista y no le iba a meter el dedo en el ojo, sacándole a colación, de un modo u otro, el aborto, el LGTBI, la pederastia, la exhumación de Franco, la condena del capitalismo, la no tributación de la Iglesia…? No iba yo muy descaminado, y acerté de pleno. No faltó ninguno de esos temas en el coloquio y aun se añadió alguno más. Todo bajo el ardid, por no decir trampa, de una entrevista sobre los refugiados. ¿Qué tenía que ver todo eso con ellos? Es cierto que el entrevistador consiguió respuestas firmes, evangélicas, utópicas a veces, en asuntos como la pobreza, la emigración, el capitalismo salvaje, la venta de armas, ls concertinas, los muros de separación… Digo utópicas en el sentido positivo y negativo, aunque me parece bien que alguien salga por peteneras utópicas, cuando la inmensa mayoría no deja de actuar por motivos del más interesado pragmatismo.

En alguna de esas cuestiones fronterizas Francisco fue hábil y dijo lo que tenía que decir o calló lo que tenía que callar. O planteó desde su fundamento moral la cuestión básica sobre el aborto dejando mudo a su entrevistador. O rectificó bien una torpeza anterior sobre el feminismo. Pero se enredó en el proceloso embalse de la homosexualidad, a propósito de querer explicar otra frase anterior muy criticada, o no fue todo lo decidido posible, cuando se escudó tras la hermenéutica del tiempo a la hora de juzgar la pederastia en la Iglesia. Y es que, hoy por hoy, el papa no puede no afirmar cierta doctrina eclesial -aunque él pensara de otra manera, que no es en ciertos puntos el caso-, por muy positiva y delicadamente que lo haga, sin decepcionar a ciertos progresistas y no progresistas, como es el caso de la no ordenación de la mujer, que estuvo a punto de asomar, o de la visión de la homosexualidad como ejercicio.

Con todo, la entrevista estuvo bien. Fue interesane por muchos motivos. Es natural que a ciertos medios informativos españoles, fanáticos de su propiedad y de su prepotencia, les aburriera y les molestara, ya que son incapaces, tan demócratas ellos, de tolerar cualquier éxito a su competencia mercantil. Pero los que no tenemos esos inconvenientes la vimos/oímos como un gran acontecimiento. Y el papa Francisco, una vez más, con su fragilidad humana a cuestas, dio la talla de un hombe evangélico, humanista y… argentino. Ahora bien, tales excepciones son de alto riesgo. Porque cualquier frase, broma, expresión ambigua, palabra dudosa, y hasta un gesto, una risa, un silencio… pueden pasar como doctrina pontificia y poner en aprieto a cualquier pontífice (constructor de puentes), sea el más santo y hasta el más sabio. Piénsese en ese pequeño enigma que ha quedo coolgando de su charla en el avón que le llevaba de Marruecos a Roma: que no viene a España hasta que no haya paz. ¡Qué atrocidades se están escribiendo en los comentarios de los lectores de ciertos medios digitales!