La ausencia del Espíritu

Fue el famoso teólogo ortodoxo P. Evdokimov quien ya en 1970 dio el grito de alerta: La ausencia de la economía del Espíritu Santo en la teología de los últimos siglos, así como su cristomonismo, determinan que la libertad profética, la divinizacón de la humanidad, la dignidad adulta y regia del laicado y el nacimiento de la nueva criatura sean sustituidas por la institucion jerárquica de la Iglesia planteada en términos de obediencia y sumisión. Después de él, no pocos teólogos, y sobre todo teólogas, han reflexionado largamente sobre este trágica ausencia. Si bien en la Iglesia de Oriente la cristología y la pneumatología estuvieron siempre integradas, en Occidente no sucedió así. La cristología, sobre todo tras el giro constantiniano del siglo IV, llevó a la teología occidental a ser acusada de cristomonista por parte de los orientales. El modelo que postula la Revelación cristiana esquematizada en tres derivaciones -Dios, Cristo, Iglesia- pone a la teología latina en el riesgo de dar excesiva importancia al elemento jerárquico-estructural de la iglesia, de modo que ésta pierde en buena medida su elemento mistérico e iniciático. Lo espiritual, lo simbólico, lo poético, lo mistagógico, elemento fundamental de toda reflexión sobre el misterio de Dios, que rebasa infinitamente nuestra razón, está apenas visible, si no ausente. Pero no se puede construir la vida de la Iglesia sin Espíritu. Es obra del Espíritu generar vida allí donde lo gratuito, lo sensible, lo afectivo esté presente. Una comunidad eclesial, en la que prime únicamente lo racional, lo lógico, lo institucional… ni llega al fondo de los corazones ni, contra lo dicho y hecho por Jesús de Nazaret, otorga paz, amor, protección, acogida, consuelo y sobre todo, sentido pleno de una vida que no es sólo razón, sino inteligencia humana, que comprende el entendimiento, la voluntad, el sentimiento, la memoria, la imaginación y toda la serie de emociones, sueños y proyectos, con los que es posible a la vez una acción verdaderamente humana.