Jueves de Pascua (Mc 16, 1-11; Mt 28, 1-10; Luc 24, 1-12; Jn 20, 1-10)

Las tres amigas,
la madrugada
del tercer día,

van al sepulcro
llevando aromas
para el difunto.

Un leve exceso:
¡sólo unas horas
tras el entierro!

Un poco “locas”:
¿Quién correría
la gruesa losa?

Pero, al llegar,
ven el sepulcro
de par en par.

Un ángel blanco
les da la nueva:
¡Resucitado!

En Galilea
le podrán ver,
y les espera.

Muertas de miedo,
las tres mujeres
salen corriendo.

Llenas de gozo,
a los discípulos
les cuentan todo.

Ellos no creen
lo que les cuentan:
¡Al fin, mujeres!

Pedro y Juan corren
entre gozosos
y entre escamones.

Todo es muy cierto.
Y, al ser varones,
se da por bueno.

* * *

Las tres mujeres
son las primeras
y las más fieles.

Ellos las siguen,
siempre los últimos
en decidirse.

Luego las dejan
a retaguardia
o en la reserva.

Santas Marías,
a todas horas,
todos los días.

Mujeres santas,
junto a la cruz,
junto a la Pascua.