Jesús Carrasco

 

       La maravillosa primera novela del extremeño Jesús Carrasco, Intemperie, premio Libro del año 2013 -del que ya hablé en su día-,  denso y apasionante relato rural de pocos y  recios caracteres, de acción elemental y a la vez épica, con una bellísima, y casi técnica, descripción constante, está dotada de un vocabulario rico y preciso, así como de hermosas, a veces fulgurantes, metáforas. He aquí algunas: La noche se hacía cargo de la tierra – Arrugada como una patata vieja – Las bambalinas del atardecer – Queso sudoroso – Tensas como afilador de barbero – Zumbido eléctrico azul cobalto – Los olores del amanecer – Los ojos inflamados como higos maduros – A la luz sedosa de la luna llena – Horizontes de serruchos mellados – Hocico embreado (del perrro) -Olía a sombra y aceitunas – Olía a madera carcomida y a tripa seca de embutido – El aire caliente y pastoso – Sonrisa sucia – Un ruido pedregoso y absoluto (de escopeta) – El naranja polvoreinto del atrardecer...