Existencia responsable

Uno de los momentos  más emotivos de la larga conversión al cristianismo, contada por él mismo, del  historiador francés, y después  uno de los  teólogos ortodoxos más influyentes en Europa, Olivier Clément, recientemente fallecido, es aquél, en que el Cristo del icono le mira fijamente en medio del silencio de su habitación de París: Me dijo que yo existía, que él quería que yo existiera y, por tanto, que yo no era ya nada. Me dijo que yo no era todo, pero sí responsable. Que el mal era lo que yo hacía, pero que, aún más profundo, él estaba allí. Me dijo que yo necesitaba ser perdonado, curado, creado de nuevo. Y que estaba perdonado, curado y creado de nuevo. “He aquí que estoy a la puerta llamando”. Y abrí. Y así nació el cristiano Clément, por quien muchos hemos conocido mejor la religión cristiana ortodoxa. El teólogo de la ortodoxia ecuménica, del cristianismo encarnado en el hombre contemporáneo, del cristianismo de la gratitud y de la fiesta, del servicio humilde y de la reconciliación.