Esa Europa que no nos deja en paz.

Se llama modestamente Unión Europea, y no Europa, porque sabe que es mucho menos que Europa.
Sus fundadores no quisieron hacer una Unión Europea popular, sino sobre todo real y eficaz. Habían conocido y sufrido a muchos demagogos, tan populares, que nos trajeron la ruina, la guerra, la sangre y el luto durante años.
Sabían que la Unión Europea no se hace de una vez, sino de muchas veces, con bases comunes, que cuestan mucho tiempo. Hemos ido demasiado de prisa, seguramente.
Comenzaron no por el tejado de la retórica y del nacionalismo (aunque fuese europeo), sino por los cimientos del carbón y del acero, por la economía casera y comunitaria. Y en ésas estamos afortunadamente. Y por mucho tiempo.
Los muchos críticos que en sus ayuntamientos, regiones o naciones se expresan siempre en términos económicos quieren luego que la Unión se exprese en términos políticos (retóricos o demagógicos).
Quienes son incapaces de denunciar el mercadeo múltiple existente en sus países y hasta en sus  aldeas llaman luego a la Unión la Europa de los mercaderes. El día que exista esa Europa de verdad, tendremos la Unión Europea de verdad, porque todos somos mercaderes en Europa (y en el mundo).
¿Puede ser más política una Unión de 27 Estados? ¿Hay algo más  político en el mundo?
¿Donde está el monstruo de Bruselas? Los monstruos, como sabemos bien, están lejos de Bruselas.
¿Habría menos déficit democrático, si la Unión fuera una macro-Estado, como quieren algunos, o, incluso, unos Estados Unidos de Europa?  Habría seguramente mucho más.
¿Europa (es decir, la Unión Europea) no nos deja en paz? La UE nos ha restituido la paz, nos ha mantenido en la paz, n
os ha hecho posible la paz, la paz y el realismo económico, sin el que no hay realidad política.