En Jerez de la Frontera ( y II )

La flor de la canela, amarillenta, no es lo mejor del árbol de la canela (Cinnamomum zeylanicum), sino su corteza, que es propiamente la especia. Aqui quedarnos en la corteza y no en la flor o el fruto es acertar. Lo que vale es  el palo de canela y no la flor de la canela.
– La pasión de los andaluces, visible en todas partes, por la Pasión de Nuestro Señor el Nazareno y de su Madre santísima, invocada con todas las expresiones del dolor y de la soledad, no puede ser sólo una devoción intensa e inducida durante siglos. Supone toda una larga historia de sufrimiento, opresión e injusticia de todo un pueblo como base de la misma, que se convierte así, al mismo tiempo, en lamento, desahogo, solidaridad, protesta e intento de superación.
– Pocos símbolos comerciales tan exitosos en una ciudad española, como el Tío Pepe de Jerez, con su chaquetilla flamenca y sombrero señoritil de color rojo, manos en jarras, talle blanquinegro y la guitarra en el costado izquierdo. Símbolo parcial y lateral, si se quiere, pero omnipresente, ha logrado desplazar a los viejos olivares y molinos de aceite, a los caballos jerezanos y hasta a las imágenes más veneradas
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