Cristianos palestinos

Durante la última Navidad muchos medios informativos nos han contado las principales celebraciones cristianas en Belén. Pero en Belén y en toda Palestina se ha ido reduciendo drásticamente en estos últimos años el número de cristianos, acosados por un lado por el Estado judío y, por el otro, por la mayoría creciente de musulmanes. Son ya una minoría ínfima, de la que no se acuerda nadie. Tampoco España, que abandonó hace tiempo sus derechos históricos en aquella tierra, con presencia multisecular de franciscanos españoles, a diferencia de Francia, que los conserva y defiende, como demostró el presidente Sarkozy en su reciente visita a Siria y Arabia, en la que exigió respeto para los ciudadanos cristianos. Hoy nuestro ministro Moratinos, como antes Ana Palacio, insiste en que España ayuda a los palestinos y no a los cristianos. A los musulmanes, se entiende, que son la mayoría y tienen su Gobierno propio, y que aquí son a la vez defendidos por ser minoría. La pintoresca Alianza de las Civilizaciones tiene estas cosas: una parte de la misma es claramente musulmana. La otra, ni se sabe lo que es.