El salvoconducto del progresismo

 

                             Publico en DN una carta al director recordando nuestra fundación del PSN-PSOE en junio de 1982 y reafirmo mi voluntad de que en nada contribuya al envilecimiento, degradación y desnaturalización de la la política navarra, de Navarra misma.

Antes de enviarla al periódico, alguien que la leyó y tiene autoridad probada me animó a encabezar un grupo de firmas que suscribieran el texto como un manifiesto público y preelectoral frente a la actitud y a la actuación del actual partido navarro, que ha asumido plenamente el desvarío del partido nacional. No me atreví, no porque me disgustara el compartirlo, sino porque dudaba de que un número suficiente de militantes o ex militantes se atreviera a tan heroico menester. Sabiendo muy bien que muchos de aquellos fundadores, dentro o fuera ya del partido, no comulgan con la política socialista -sanchista- actual, sé también cuán arduo les resulta a muchos manifestar su opinión y, mucho más, hacerla púbica. La presión del progresismo, trufado de nacionalismo vasco, especialmente hegemónico tras la ocupación por ETA-HB de casi todos los espacios públicos, ha hecho posible, cuando no forzoso, el silencio de los corderos y el adormecimiento de los leones.

Cuando ayer, en el mismo DN, la presidente del Gobierno, la socialista María Chivite, defendía sin rubor, y sin un ápice de autocrítica, toda su política, imitando en todo al presidente Sánchez y secretario general del partido, el único criterio utilizado era el carácter o mito progresista de su actuación, atribuido a sí misma por ella misma, entendido como la lógica suma de votos de izquierda -otro mitologema- para permanecer en el gobiernito tenemos del amigo Sancho Panza. De ahí que su preferencia actual e indestructible sea un nacionalismo vasco entre confederalista e independentista, y un batiburrillo podemita-comunistoide, igualmente autodeterminista. ambos lejanos del constitucionalismo español como del fuerismo navarro  y del unionismo europeo, más o mucho más extraños que VOX. Por lo que nadie puede extrañarse de que no haga tampoco ascos a cualquier coqueteo, colaboración y hasta sumisión respecto a Bildu, desde la misma elección, cuando la ocasión lo requiera, como ha ocurrido en toda la pasada legislatura, queriendo ocultar siempre lo que hay en ello de blanqueamiento, promoción y regalo -no hay votos sin prendas- de toda la herencia de ETA.

Solo falta esperar, sin desmayar el contante trabajo de cada día, el retorno de los dormidos,  de los semidespiertos, de los cansados, de los indiferentes, de los engañados sin intereses… Y volver, pero ya al estilo del siglo XXI, al entusiasmo de los que fundamos el PSN-PSOE en aquel junio de 1982.