El factor económico y la historia

         El tipógrafo madrileño Juan José Morato Caldeiro (1864-1938) fue uno de los pocos intelectuales socialistas salidos de la clase obrera. Entró en el partido socialista en 1882; fue uno de los primeros redactores de El Socialista desde su fundación en 1886 y su administrador desde 1889 a 1901. Escribió varios libros sobre la historia del socialismo español -fue durante muchos años sus mejor historiador- y tradujo varias obras de socialistas europeos para la Biblioteca Socialista que él dirigió. Fue miembro del Comité Nacional del PSOE y ocupó varios cargos sindicales, como la presidencia de la Federación Gráfica Española. Por haber aceptado en 1903, sin ser propuesto por las organizaciones obreras, hacerse cargo de la seción de industria de la Dirección general del ministerio de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, fue expulsado de la Agrupación Socialista Madrileña, a la que volvió tras proclamarse la Segunda República,  y se movió en el sector besteirista. Fue también regente de la imprenta de la Casa de la Moneda. Colaboró durante toda su vida en varios diarios madrileños y de toda España, y en varias revistas, de carácter obrero y burgués. Gran lector, estuvo siempre atento a la evolución del socialismo. Ya en 1895 escribía a Miguel de Unamuno que había pasado de creer que las condiciones económicas fueran el exclusivo agente de todo el proceso histórico a creer que eran el principal agente, pero no el único. Seis años más tarde, escribía en el diario El Noroeste, de Gijón, párrafos tan lúcidos como éstos: Séannos permitidas unas afirmaciones de carácter general, recogiendo conceptos de Engels, que son verdaderamente esenciales: “El factor económico no es él único determinante de la historia”, y agreguemos que no es tampoco el único determinante de los movimientos de reivindicación. La superestructura determina con frecuencia la forma de la marcha en las luchas históricas, y otro tanto puede decirse también de los movimientos de reivindicación; en suma, el materialismo concede importancia a los fenómenos puramente espirituales y a veces importancia decisiva. Yerran, pues, los que dan al materialismo marxista un alcance cerrado y aun “grosero” que no tiene, y tanto yerran, que ciertos fenómenos no tendrían explicación con tal criterio, aunque, en fin de cuentas, a él haya que acudirse no pocas veces. Pasa con esto que algunos discípulos de Marx han generalizado demasiado atrevidamente , y que se ha tomado las generalizaciones como si fuesen teoría formulada por el maestro. Por el contrario, el tal materialismo (…) es en su aplicación lo menos materialista que pueda darse, y con tal criterio sí que están conformes genuinos y profundos representantes del marxismo, los más ilustres y concienzudos discípulos de Marx.