El cerezo de debajo de mi casa

 

 

     Quisiera ser, un buen rato,
el cerezo de debajo de mi casa, 
más blanco que la blancura,
más limpio que la limpieza,
más nuevo que toda novedad.
Dando alegría a las mañanas, 
con sol o con lluvia,
ánimo a todos los que pasan y lo miran,
y enseñando a vivir
sin gritos ni aspavientos,
incluso sin palabas,
con esa explosión de primavera.