La Asamblea General de las Naciones Unidas eligió, con voto secreto, el pasado día 9, los 47 miembros que integrarán el nuevo Consejo de Derechos Humanos, que tiene su sede en Ginebra. Junto a ocho Estados europeos, Alemania, Francia, Reino Unido, Suiza, Holanda, Chequia y Polonia, fueron elegidos Rusia, Argentina, Perú, Guatemala o Ecuador Y también Cuba. Y junto a Cuba, otros tan ejemplares, como Marruecos y Nigeria. O como Pakistán, China y Arabia Saudí. Algunos de ellos con muchos votos más que los 96 requeridos. Débil consuelo es que Venezuela, Sudán, Zimbabue o Libia no consiguieran asiento. La defensa de los derechos humanos es el pilar central sobre el que se sustentan las políticas y acciones múltiples de la ONU, desde su creación. El objetivo que buscaba la reciente reforma de este órgano ginebrino, bien incompleta como se ve, era dotarlo de mayor fuerza ejecutiva para actuar contra los paises incumplidores, pudiendo los Estados que violen sistemáticamente los derechos humanos ser suspendidos de sus funciones y retirados del puesto obtenido. Se reproduce necesariamente aqui el drama de las Naciones Unidas, organización compuesta por muchos Estados-dictaduras, a veces dictaduras sanguinarias, que incumplen por definición la Carta fundancional y que mal pueden defender desde ese Consejo o desde cualquier otro órgano similar los derechos humanos en todo el mundo, cuando ellos los violan cada día en sus propios países. ¿Consejos o Derechos vendo y para mí no tengo? No sería eso, con todo, lo peor.