Camino Sinodal en Alemania

 

         No es cosa de ahora. Desde tiempos del Concilio viene la Iglesia católica de Alemania dando pruebas y ejemplos de renovación y de reforma. Contando con una buena parte del episcopado y con algunos de sus grandes teólogos. Lo de ahora comenzó con  la presentación del estudio sobre los abusos sexuales en colegios, iglesias y conventos, abusos que han expulsado dela Iglesia católico, en solo un año, un cuarto de millón de fieles. En su asamblea plenaria de la primavera de 2019, la Conferencia Episcopal  decidió, junto con el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), y siguiendo el modelo del Concilio Vaticano II,  emprender un Camino Sinodal -una especie de Sínodo sui generis, pero totalmente libre y abierto-, que el papa Francisco apoyó el 29 de junio del mismo año. Precisamente, en octubre de 2022 el Sínodo Mundial de Obispos tendrá por tema único la sinodalidad.

  A los 69 obispos alemanes corresponden 69 miembros del Comité Central, junto con los asesores de ambos y  un grupo de jóvenes y adultos elegidos por ambas partes: un total de 230 personas. La presidencia, lo mismo que las presidencias de los cuatro foros, se reparten equitativamente el Comité y la Conferencia. Los cuatro foros tratan de la distribución del poder en la Iglesia; sexualidad y matrimonio; el ministerio sacerdotal, y las mujeres. Ahí es nada. Los cuatro temas candentes de las actuales relaciones entre la Iglesia y la sociedad. Numerosos observadores de países vecinos siguen de cerca los trabajos de la Asamblea.

Atención a este Camino Sinodal alemán, que puede ser, con este papa o con el que le suceda, el preámbulo del próximo Concilio, que llevará a la práctica pastoral y moral algo o mucho de lo que ahora se discuta y se apruebe allí por mayoría, contando, naturalmente, con una firme oposición, pero más débil, en su conjunto, de lo que algunos temen.

El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo de Limburgo, George Bätzig -elegido, merced a un privilergio histórico, por los canónigos de la catedral, y confirmado después por el papa-, hombre de optimista talante, no da mucho crédito a los opositores, algunos de los cuales comparan la experiencia  sinodal con un parlamento protestante ¡y hasta con la llegada de los nazis! Y comenta: No tomamos un camino especial como Iglesia en Alemania, sino que siempre estaremos estrechamente conectdos con Roma. La Sede Apostólica o el obispo local serán responsables, dependiendo del tema, de la puesta en pràctica de lo que se apruebe en el Camino, procediendo siempre según el principio de subsidiariedad: En el Camino Sinodal -termina diciendo- examinaremos qué pasos podemos, como iglesias locales, regular y decidir libremente. Y haremos una clara distinción de aquello que que solo es posible en conexión con la Iglesia universal.