Adviento. 2

   El tiempo, activo todavía,
ya no es el tiempo ciego
que anula al precedente,
que lo arroja a la sima del pasado
para pasar a ser
devorado de nuevo.
El tiempo, padre de la historia,
ya ha encontrado su quicio,
su sentido, su centro y referencia.
El pasado, el presente y el futuro
son pulsos vivos,
permanentes,
de una eterna aventura.

El adviento de Dios
se ha hecho tiempo para siempre.