Archivo por meses: mayo 2013

Aforismos del tiempo

Todos los parados se sienten desam-parados.

– Qué apellido tan propio y digno de un banquero, que es, además, ministro de Economía, el del italiano Fabrizio Saccomani…

À la borgesia tot es repetició -escribió Jospe Pla en El quadern gris. Es decir: falta de originalidad, de imaginación y de creatividad.

-Si en Grecia se va a reducir el sueldo mínimo, es señal de que no era el mínimo…

 

El Cristo español

Muchos hablaron del Cristo español. Entre ellos, en carta de diciembre de 1934 a otro ex ministro -el laicista y anticlerical furibundo Indalecio Prieto-, el también ex ministro socialista, ex católico, masón del grado 33 y, como él mismo se llamó el 8 de octubre de 1931, cristiano erasmista, Fernando de los Ríos. Es el momento político de  la última  represión del golpe revolucionario de Asturias. Don Fernando vuelve a estudiar la represión fernandina de 1824, pero no halla comparación con la presente. Y, curiosamente, en vez de preguntarse por su propia responsabilidad en los acontecimientos sangrientos del pasado octubre, que le había echado en cara el mismo Azaña, meses antes, en un encuentro inolvidable, se fija sólo en la responsabiidad de los otros, de los adversarios de siempre: ¿Qué ferocidad se agazapa en los rincones del alma española pronta a saltar? ¿De dónde procede? El Cristo español no ha sido nunca un Cristo de amor ni de perdón, sino el Dios vengativo y cruel, ávido de sangre, un Dios cartaginés u oriental, sin relación alguna con la figura central del Evangelio. Lo que ocurre repercutirá en nuestra historia; van a hundirse muchas cosas, y Dios sabe, llegada la hora de que el péndulo pase al otro lado, cuántas modificaciones habrán de introducirse. Para quienes tenemos la emoción liberal y un sentido de la historia formado en el respeto a la persona y en los valores eternos de la conciencia, habrá de volver la hora, pero no  creo que éstas sean ni las que encierra el hoy, ni las que puedan caber en el mañana inmediato. El capitalismo derriba el templo del siglo XX y hunde la democracia liberal con tal de conservar sus privilegios; el problema se plantea, pues, en términos nuevos, sin que dependa del socialismo el dejar de reconocer como base inmediata la que le brindó el constitucionalismo.- Enigmáticas palabras, cuyo sentido no es difícil de adivinar, pero aquí al socialista humanista que fue, en general, De los Ríos le falta la fuerza moral de quien prefirió el partido a su propia moral en los momentos arriesgados de su conciencia desgarrada. Fuera de alguna finta y de alguna reserva sin contenido, el humanista eligió los métodos que abominaba. No fue entonces tampoco el Dios de Jesús de Nazaret, ni el de Erasmo, el que le inspiró, sino algún Dios cartaginés u oriental…

“L´appel”, de Paul Delvaux

En el Museo de las Bellas Artes, de Bilbao, con igual título que el de Bruselas, la obra invitada, con el patrocinio del banco de Santander, era ayer L´appel (la llamada, el llamamiento), de Paul Delvaux ( Lieja, 1897 – Veurne, 1994), aquel pintor surrealista, contemporáneo de su paisano Magritte y admirador confeso de De Chirico, cuyos cuadros me gustaban tanto en el entrañable museo de la capital belga, donde me pasé muchas horas muertas, es decir, vivísimas. Aquel pintor de escenarios enigmáticos, lugares remotos, paisajes desolados, sin tiempo y casi sin espcio, habitados por esqueletos humanos -aquellos que el artista, de niño, vio en el laboratorio de su instituto-, de mujeres desnudas y hieráticas, personajes teatralles y fantasmales… En este mismo cuadro que podemos ver y admirar en el museo bilbaíno ¿A quién llama esa Eva desnuda, de espaldas, nalgas y piernas sólidas? ¿Al escenario urbanístico del fondo, grecolatino, bajo unos montes nevados que representsn el Olimpo? ¿O a esas mujeres desnudas que parecen desfilar por una calle cercana? ¿Qué hace esa mujer, desnuda también, sentada sobre el césped? ¿Y qué interpeta el inevitable esqueleto en medio de la calle, otro personaje principal del drama o de la comedia? ¿Y a dónde se dirige esa mujer-maniquí, toda de negro, con cintura de avispa, que se acerca decidida, cubierta por ese sombrero rojo en forma de planta o flor exótica? Y sobre todo, ¿qué es, qué representa esa hermosa Eva semivestida – semidesnuda, pensastiva o distraída, mujer flamenca del Renacimiento, con sus fontanales pechos robustos, cubierta en su parte inferior por ese manto azul de santa Madona? Pues… eso es lo que quería el artista belga que nos preguntáramos sobre lo que el inconsciente le ofrecía. El tampoco lo sabía, probablemente.

“Sentimientos contra sentimientos”

En el número 16  de la revista  JONS, abril de 1934, un nacionalista español como José Antonio Primo de Rivera, escribía estas juiciosas líneas: Nada irrita tanto a los hombres y a los pueblos que el ver estorbos en el camino de sus movimientos elementales. El hambre y el celo  (…) son capaces, extraviados, de desencadenar las tragedias más graves. Por eso es torpe sobremanera oponer a los nacionalismos románticos actitudes romanticas, suscitar sentimientos contra sentimientos. En el terreno afectivo nada es tan fuerte como el nacionalismo local, precisamente por ser el más primario y asequible a todas las sensibilidades. Y, en cambio, cualquier tendencia a combatirlo por el camino del sentimiento envuelve el peligro de herir las fibras más profundas – por más elementales- del espíritu popular y encrespar reacciones violentas. Contra aquello mismo que pretendiò hacerse querer”. En España, según el fundador de Falange Española, la política más tosca es oponer  a ese sentimiento local la burla, o contraponerle el sentimiento patriótico unitario: Sentimiento por sentimiento, el más simple puede en todo caso más. Descender con el patriotismo unitario al terreno de los afectos, es prestarse a llevar las de perder, porque el estirón de la tierra, perceptible por una sensibilidd casi vegetal, es más intenso cuanto más próximo.- Si no fuera porque no estoy de acuerdo con que ese nacionalismo local, por primitovo que sea, sea sólo sentimiento, aunque sí con más peso de sentimiento que de intelecto, estaría de acuerdo con casi todo lo que en esta ocasión escribió José Antonio en estos párrafos tan realistas.

Por Cinco Villas

Es uno de mis parajes preferidos entre los cercanos a Navarra. Bajo la Jacetania, entre la Hoya de Huesca y nuestra Ribera: Sos del Rey Católico, Sofuentes, Valdonsella, Castiliscar, Sádaba, Layana, Los Bañales, Uncastillo, Luesia, Biel, Ejea de los Caballeros, Tauste… son lugares una y otra vez visitados: sus yacimientos, ruinas y restos romanos; sus castillos medievales; su historia fronteriza con Navarra; sus iglesias románicas, góticas y barrocas; sus ermitas; sus sierras y sus llanos; sus productos, sus fiestas y conmemoraciones…  Tauste, donde tenía una tía religiosa, es el primer recuerdo claro de mi vida, a mis cuatro años.

Hoy nos vamos de nuevo a ver el lago del Pirineo, que es el embalse de Yesa, todavía pleno, rebosante, extendido de pies y brazos cara al cielo, abandonado a la hermosa mañana de mayo.

Pasamos la foz de Salvatierra de Esca, que lleva a la la foz de Burgui y hasta el Pirineo, y tomamos el puente, que atraviesa la cabecera del pantano, sobre un bosquecillo encharcado, que  lleva al nido de Artieda y a la fortaleza de Sos. Cerca están clavados los pilares gigantes del futuro viaducto que atravesará el embalse recrecido. Dejamos Artieda y Miano a un lado, luego Bagüés, y seguimos por un carretil que no conocíamos. Es un pequeña sierra que no tiene nombre en los mapas, tal vez el estribo norte de la Sierra inferior de Santo Domingo, sobre el gran hondón del Aragón y de su afluente el Regal y el barranco de Chesa. La vegetación en torno al carretil está bullente y los robledales hegemónicos con el primer verde o el último verdimarilo-verdi castaño, igual que los bojerales.

Y en esto que, después de mucho subir, damos con Ruesta, un despoblado patético, cuyo castillo, punta defensiva de toda la muralla, colgada sobre el barranco, nos paraliza la vista y el vehículo. No hay nadie en el despoblado, pero vemos dos coches y una motocicleta. El castillo moro lo conquistó el año 912 nuestro rey Sancho Garcés I. Despues de diez siglos, el pueblo se despobló (1959), cuando ya no pudieron vivir los últimos pobladores tras la construcción del pantano de Yesa, que anegó sus campos. Sus moradores, con los de Tiermas y otros pueblos vecinos, se fueron en buena parte a los poblados de colonización de Sádaba y Ejea. Sus terrenos se dividen hoy entre Siguës y Urriés, pero administrativamente el despoblado pertenece a éste último.

En el muro occidental de la iglesia un letrero nos recuerda que la CGT reconstruyó en un taller de trabajo lo que merecía la pena del pueblo. Asi fue: la central sindical, junto con el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, reconstruyeron, además, Casa Valentín y Casa Alfonso y las convirtieron en alberge  y en casa de cultura:  que por aquí pasa también el Camino santiagueño de Somport- Jaca- Artieda- Ruesta- Undués de Lerda…, reviviendo viejos sueños, viejos proyectos por allí donde pasa.

Fascinados por la vista de Ruesta, seguimos subiendo el puerto, hasta que llegamos a ver, en la otra vertiente, el amplio, verdísimo, apacible, valle del Onsella, que visitamos, pueblo por pueblo, hace tres años. Ahí abajo están Urriés, levantado en su montículo, y Navardún, recostado a la sombra de su torre episcopal. Allí, lejos, bajo la sierra de Peña, Sos, siempre alerta.

Quién me  iba a decir que, por tomar un café mañanero a la salida de Sos, iba a encontrarme con un viejo compañero de estancia en Tinduf, que nos habla, mientras le deja el cuidado de la puerta, de la actualidad de la cooperación y de los campamentos saharauis.

Y de Sos a Castiliscar -Castillo Liscarre, el regalo de Sancho Ramírez a Galindo Sánchez-,  que parece un bonsai de Uncastillo. Y a Sádaba, toda a mano entre su castillo y su iglesia. La inmensa extensión de trigales y cebadales, cruzada una y ota vez por el canal de las Bardenas, que entusiasmó a los romanos, nos  entusiasma a nosotros con esa explosión de vida y energía que es un campo llovido y con sol en primavera.

El final la excursión: la capital de la comarca de Cinco Villas, Ejea de los Caballeros, con sus dos monumentales iglesias-fortaleza de origen románico, una población de casi 17.000 habitantes, siete pueblos de colonización en su cintura, y una crema de verduras y codorniz escabechada como refrigerio en tiempos de “austericidos”.

La vuelta: entre las dos Bardenas, hasta el regadío de Tudela, para que todo sea completo.

Ese falso federalismo

Escribe hoy en EP el catalán Lluis Basets sobre la reunión convocada por el presidente de la Generalidad sobre el derecho a decidir de Cataluña y se le ocurre decir que es coherente con el principio democrático que defienden soberanistas y federales… Nada más falso en lo que respecta a los federales. Una vez más, tanto Bassets como el líder socialista Navarro confunden federalismo con confederalismo.  El federalismo distribuye las diversas competencias pero establece una soberanía nacional única e indivisible en todos los casos, sin hacer posible el disparate, que defiende Navarro a todas horas, de introducir en la Constitución llamada federal el derecho a decidir de cada región o comunidd federada, que es como defender su propia muerte a la hora de nacer. Basta mirar los Estados federales que existen en el mundo: desde la vieja Suiza hasta la recientísima Bélgica, por cierto Monarquía federal. Pasando por Alemania o Estados Unidos de Aaamérica y todos los países de America que le han imitado. Ota vez el lenguaje. Otra vez la perversión del mismo al servicio de ciertas causas.

Just love: sexo y justicia

En su polémico y reactualizado libro Just love: A framework for Christian Sexual Ethics (Nueva York, 2006), Margaret A. Farly, religiosa de las Hermanas de la Misericordia, profesora muchos años en Yale University Divinity School, examina la historia de la sexualidad, las prácticas interculturales y los múltiples significados que la sexualidad ha adquirido en los últrimos tiempos. Lo más importante es su insistencia en que la sexualidad sea considerada desde la perspectiva de la justicia más que desde la ley natural, y desde esa perspectiva pasa revista a cuestiones como el matrimonio, divorcio, relaciones sexuales, homosexualidad… El libro, como era de temer y de esperar, ha tenido advertencias y repulsas, y también elogios y largas discusiones entre teólogos / as, que se peguntan, con esa ocasión, por el futuro del oficio de  teologizar, por la misma teología católica y por el papel del Vaticano en cuestiones como ésta. Pero lo que a nosotros tiene que interesarnos mucho más es el meollo de su doctrina; la relación de lo que la autora llama love (amor) y ética sexual con el principio de la justicia. ¿Y por qué no con  la ley natural ( y el derecho natural) de la justicia?

El Urrobi

El río Urrobi -con la raíz vasca Ur (agua) en sus entrañas- es uno de los ríos más bellos de Navarra. Recoge las primeras aguas en tierras jacobeas, aledañas de Roncesvalles, y transita por terrenos calizos, arcillosos y silíceos, haciéndose, entre las hoces, foces y poches del valle de Arce, rápido, rabión y fragüín.

Arrastra con brío su herencia pluvionival desde el clima eocénico montano hasta el submediterráneo de Itoiz, donde rinde sus servicios al Irati.

Lo acompañan hayas, alisos, avellanos, fresnos, sauces mimbreños y chopos. Por él navegan sus aureos dones otoñales.

Con él y tras él nadan, saltan, corren, vuelan, viven… tritones del Pirineo; desmanes, turones, mirlos auáticos y martines pescadores.

No es río de muchos espejos, pero sí de muchos y vivaces reflejos.

Cuando no pasan coches por el carretil que aprovecha su cauce, se oyen los violines segundos, las violas y los violonchelos con sordina del Amdamte mosso de la sinfonía Pastoral, de Beethoven.

¿Una nueva teología de la liberación?

El último congreso continental de Teología, celebrado en Brasil, con nutrida representación americana y de todo el mundo, presencia interconfesional, así como de teólogos, pastores, animadores de comunidades y gente del común, se enfrentó con la llamada crisis global que ronda a todo el mundo:  la fragmentación del tejido social; la irrupción del hiperindividualismo hiperconsumista e hiperhedonista; el capitalismo como fin de la historia; el conservadurismo tradicionalista dentro de las Iglesias y de las instituciones políticas; los desplazamientos desde la militancia cristiana hacia la mística en la esfera de la subjetividad individual, desde la profecía hacia la terapia, desde la ética a la estética… En ese ámbito de estudio crítico y  análisis social sobre el terreno, Gustavo Gutiérrez, el teólogo pionero de la Liberación -.que estuvo rodeado de sus pares: Boff, Sobrino, Codina, Mesters, Richard, Scanone…- recalcó que la presentación de los pobres como el mundo de la insignificancia nos obliga a ampliar el concepto de pobre para abarcar toda clase de exclusión por cuestiones  ya no sólo económicas, sino  también de género, etnia, edad, cultura, etc. Sin ignorar otros dos grandes desafíos para la teologia de la liberación: una nueva racionalidad y el pluralismo cultural y religioso.- La reducción de los pobres evangélicos a los pobres economicos, además de una mala traducción de la Biblia, es una reducción injusta, vista desde la sociología y la política, y perjudicial para cualquier Teología o Filosofía que se precie. La racionalidd del posmodernismo poco tiene que ver con la de la modernidad, que parte de la Ilustración. Y el pluralismo cultural y religioso es hoy un dato principal de nuestro mundo, sin el que no pdemos siquiera pensar, mucho menos vivir.

La emancipación-revelación

Los obreros más conscientes y responsables siempre esperaron el triunfo más o menos inmediato de su causa, porque la Historia y el Progreso, es decir, la ley del Progreso histórico, estaba con ellos. El mito del Progreso, el mayor mito de la historia, unido esta vez a la esperanza cristiana en el Reino de Dios. Los anarquistas, más cercanos al cristianismo nuclear, por no haber pasado por el rodillo ateo del marxismo, y a pesar del ateísmo virulento de sus fundadores o inspiradores, desde Bakunin a la Montseny,  fueron los que con mayor fervor esperaron, o, mejor, fueron a su encuentro: el nuevo mundo del comunismo libertario, la liberación total de las miserias de este viejo eón, corrompido por el capitalismo y por los poderes políticos que le sirven. Una aurora roja (titulo barojiano), una iluminación global, un deslumbramiento único. Un verdadero apocalipsis-revelación del hombre nuevo. La huelga general, prólogo de esa primera liberación, era el fruto de la rebelión e insurrección de los mejores, de los verdaderos héroes de la clase obrera, capaces de gestas heroicas y dispuestos al martirio, al martirio-testimonio. Por eso, en el penúltimo momento del anarquismo español nació la FAI (1927), la organización específica de los mejores, no de los arrancados de la masa, sino de los llamados a levadurizar, a encender, a exaltar esa masa desde dentro de ella, sin dejarse distraer, y menos corromper, por la cotidiana práctica burguesa de las relaciones sociales, de la politica impuesta, del mercadeo sindical de cada día. No importa  que la insurrección, que la revolución fracase una y otra vez, porque el fracaso, la prisión, la muerte engendran a su vez la admiración, la solidaridad, el entusiasmo, la imitación de los mejores, de los puros, de los audaces, de los nuevos mártires. Hasta el día del “juicio final”, del premio de la “lucha final”, de la revelación definitiva.