Archivo por meses: octubre 2007

Entre Picasso y Dubuffet

El Museo Bellas Artes, de Bilbao, es uno de los primeros de España por su colección permanente y por sus colecciones temporales. Acabo de ver en él dos exposiciones. Una, traída por la Obra Social de la Fundación “la Caixa”, comprende una buena parte de la colección Jean Planque (1910-1998), pintor y músico suizo, asesor de la galería Beyeler de Basilea, que coleccionó muchas obras de sus amigos y admirados artistas, comenzando por su modelo absoluto, Cezanne. Otro amigo, Jean Dubouffet, muchas de cuyas materiologías se exponen aqui (¡esa impresionante Vuelta a casa!), y a quien Planque decía deberle todo, le hizo conocer y apreciar el art brut, o arte sucio (insolente, cómico, espontáneo) de su tiempo, y hacerse con un buen número de obras de tales autores. Y así podemos ver en esta sorprendente muestra, que incluye una breve película sobre el coleccionista y su concepción de la pintura, obras de pintores poco conocidos y de difícil encuentro: Nicolas de Stael, Roger Bissiere (predilecto de Planque), Francisco Toledo, Fermín Aguayo, Kosta Alex, Michaux…, junto a otros más habituales, como Tapies, el ahora fallecido Palazuelo (con dos dibujos), Leger, Delaunay, Laurens, Degas, Gris, muchos Picasso, con esa capacidad singular de recrear y reinventar sin tregua, que Planque admiraba en el genio malagueño. En el piso segundo de la sección contemporánea me aguardaba una exposición de carteles, dibujos, retratos y pinturas de Nicolás Martínez Ortiz (Bilbao, 1909 – Madrid, 1999), pintor costumbrista vasco, a la manera de los hermanos Arrúe y Arteta, y fino dibujante y cartelista (lo mismo para los billetes del Banco España, emitidos por el Gobierno autonómico vasco en 1936-37 que para las fiestas de Bilbao de la posguerra o la Vuelta Ciclista a España), y pintor colorista e idealista en sus últimos años.- Planque solía decir que amaba más los cuadros que la vida, que es mucho decir. El cuadro era para él un lenguaje aparte, fruto de la visión y de la expresión. Una pasión que le desbordaba. Y, eso sí, si a la primera mirada el cuadro no entraba en el observador, ya no le entraría nunca, sostenía convencido.

José Miguel de Azaola

Ya es hora de recordar al ilustre bilbaíno José Miguel de Azaola, muerto en Alcalá de Henares (qué feliz elección), donde vivía últimamente,  el pasado día 10, a los 90 años de edad. Azaola -y no Azarola, como escriben algunos indoctos comentaristas- fue desde joven un vasco cultísimo y activísimo: fundador de revistas, instituciones y grupos literarios y cívicos; escritor; historiador; politólogo; europeista ferviente, sobre todo tras su estancia en Suiza, donde estudió e hizo su tesis doctoral. Dos de sus pasiones han sido Europa y Unamuno, y su tercera, tal vez la primera: Vasconia. Sus tres tomos de Vasconia y su destino, publicados en Revista de Occidente, entre los difíciles años 1973-76, son un verdadero capolavoro, una obra maestra. Fueron durante mucho tiempo para mi una obra de estudio y de consulta, y lo sigue siendo hoy. Conoci a don José Miguel en su casa de Leoz (Valdorba) y en Pamplona en los años 1980-82, siendo yo presidente del Parlamento de Navarra y senador. Hablamos mucho. No sé si su convicción sobre la Vasconia políticamente unida y mi convicción contraria, visto lo que ya habíamos visto, nos alejó después. Lamento demasiado tarde no haber seguir tratándole en los años posteriores. Era un sabio. Me quedan todavía muchas de sus páginas para encontrarle de nuevo y seguir aprendiendo de él.

Independencia sin sentido

Mientras escucho y leo la noticia de la detención de 22 miembros de la Izquierda Abertzale (¿les llamarán desde hoy todavía así?), copio de 20 Minutos (“el primer diario que no se vende”), de Bilbao, estos fragmentos de una entrevista hecha al que fue primer jefe militar de ETA, hoy a punto de cumplir 70 años, Xabier Zumalde, artista e inventor, con ocho patentes, -entre ellas un vehículo para la desactivación de minas-, que se pasó “al lado bueno“, en 1976, aprovechando la amnistía, y que confiesa no tener delitos de sangre: “-ETA son cuatro tíos y un tambor para hacer mucho ruido. ETA no tiene doctrina, sino odio. (…) Soy un desengañado de la política. Todo ha sido una comedia. Ya no me considero vasco ni nacionalista. No tiene sentido, soy un ciudadano del mundo. (…) El nacionalismo es un engaño. La independencia ahora no tiene sentido ni posibilidad. (…) Ibarretxe es un tonto del haba. Si ahora hubiera ese referendum, la sociedad vasca diría que no. Su plan es una chorrada. El PNV no ha sido independentista en su vida. El PNV es una oligarquía sumergida, un aparato económico que no tiene ni doctrina ni líderes”. Quito algunas cosas por motivo de espacio, pero no añado nada. Relata refero.

La Exposición del Cid

Burgos siempre merece una nueva visita. Y más, si en las dependencias de la catedral, incluido el claustro, podemos ver una Exposición sobre el Cid, personaje de la mitad del siglo XI, nacido en el cercano Vivar, y  sobre el Cantar de Mío Cid, en su VII centenario. Fue la primera gran producción de la literatura castellana y uno de los monumentos de las letras europeas de la Edad Media. Tuvo su anónimo autor la suerte de que un amanuense, Per Abbat, lo pusiera por escrito, en los albores del siglo XIII. La vida de este héroe y villano castellano, narrada por este poema y por muchas otras creaciones literarias, dieron lugar a un poderoso “mito” dentro de la cultura española – uno de los cuatro grandes, junto con La Celestina, Don Quijote y Don Juan-, proyectado después a todo el mundo.-La Exposición, clásica y austera, mediocre en sus medios audiovisuales, muestra la importancia del Cantar en la configuración del idioma castellano -es muy rica la colección de códices, comenzando por el atormentado manuscrito original, procedentes sobre todo de la Biblioteca Nacional-, y sitúa, además, la obra en el contexto histórico en que nació, a través de unas singulares piezas -el Cristo de las Batallas, la espada Tizona, etc.-, propias y ajenas, con las que se recrean las formas de vida, las creencias, relaciones o enfrentamientos de esas dichosas “tres culturas” en la Hispania medieval. Particularmente interesante es la sección sobre las fuentes de inspiración de pintores -de Goya a Dalí-, escultores, escritores -lo menos logrado- y músicos. En estos tiempos de revitalización de los símboles nacionales, bienvenido sea el centenario del Cantar de Mío Cid, tan poco celebrado, por cierto, en España, y esta Exposición acertada en la catedral de Burgos, donde oficialmente reposan los restos del belicoso “señor”. Estamos ante la puerta de la muralla por donde entró el Cid:

Mío Cid Ruy Diaz por Burgos entrava,
en su compaña sessaenta pendones,
exiénlo ver mugieres e varones…

Más allá de Pío V

Pero ¿a dónde vamos ahora, Dios mío, con ese Motu proprio, del pasado día 14, Summorum Pontificum, sobre el misal de San Pío V, después de tantos años persiguiendo por todos los medios la participación activa de los fieles en la liturgia? ¿Cualquier grupo de fieles, cualquier presbítero, va a poder volver cuando quiera al Preconcilio, cuando no al siglo XVII? Como si la misa fuera una devoción entre otras, una cosa de estilo no más, acaso una tradición cualquiera. Como si estuviera ya caduca o no se temiera relativizar aquella constitución dogmática Sacrosanctum Concilium, del Vaticano II, tan esperada por toda mi generación, que nos enseñó a redescubrir en la Eucaristía la riqueza bíblica, la lengua que se habla y se entiende, la concelebración, la oración de los fieles, la homilía…, que no están precisamente en el ritual tridentino. ¿Así se potencia y se abre la liturgia a la vida, al pueblo fiel, a los jóvenes quizás?

La peste de Atenas

Me impresiona fuertemente la vívida descripción que hace Tucídides de la peste muy contagiosa -¿un tifus?- que asoló Atenas el año 430 a.C.,en los primeros tiempos de la guerra entre atenienses y espartiatas, o, mejor, entre las dos confederaciones o ligas encabezadas por los dos Estados en la guerra llamada del Peloponeso. A la destrucción de incontables vidas humanas por la guerra y por la peste, al dolor, al desorden, a la desesperación, se unió, según el historiador, que también sufrió la epidemia, la inmoralidad general: “La gente se atrevía más fácilmente a acciones con las que antes se complacía ocultamente, puesto que veían el rápido giro de los cambios de fortuna de quienes eran ricos y morían súbitamente y de quienes antes no poseían nada y de repente se hacían con los bienes de aquéllos”. Siendo la vida y las riquezas algo tan efimero, buscaban el provecho pronto y placentero. Nadie estaba dispuesto a sufrir penalidades por cualquier fin, por noble que fuera, pues temía perecer antes de alcanzarlo. Lo agradable se convirtió en lo noble y en lo útil. Ni el temor a los dioses ni ley alguna los detenía, porque veían que todo el mundo moría igualmente, y si alguien tenía alguna culpa que penar, nadie esperaba vivir ni siquiera hasta el día del juicio: “Pendía sobre sus cabezas –escribe el gran historiador, benevolente– una condena mucho más grave que ya había sido pronunciada, y antes de que les cayera encima era natural que disfrutaran un poco de la vida”.- Mil veces ha ocurrido y sigue ocurriendo todo esto en la historia de la humanidad por causa de guerras, pestes, hambrunas, catástrofes naturales, emigraciones y destierros masivos… Pero ocurre también de modo parecido, no tan extremo, a menor escala social, y asimismo a escala grupal y personal. En cambio, lo que Tucídides y seguramente la mayoría de nosotros llegamos en cierta forma a comprender, dada la situación límite, es mucho más difícil ver y comprender (¿e intentar remediar?) en casos particulares y en situaciones socialmente no excepcionales. ¿Moral excepcional? ¿Moral coyuntural? ¿Moral situacional?

Alderdi Eguna

Josu Jon Imaz San Miguel, presidente todavía del EAJ-PNV, ha sido hoy fiel al mensaje esencial que ha venido defendiendo en estos últimos tiempos: el principio de tranversalidad en la política vasca, como garantía de estabilidad y de fortaleza, y su concreción en el pacto con los diferentes, con los no-nacionalistas en Euskadi y con el Gobierno español, para hacer viable el futuro del País. Y lo ha dicho de una manera fresca y contundente, empleando metáforas accesibles y coloristas. Contundente ha sido con ANV(HB-ETA), a los que ha llamado, una vez  más, fascistas. Y ni una palabra sobre la doble consulta de su compañero Ibarretxe, que le había antecedido en la tribuna popular, erre que erre. Por si la audacia insólita no era bastante, se ha permitido el lujo de criticar el calificativo de michelines, propinado sañudamente por su antecesor Arzallus en 1999 a los críticos con la dirección peneuvista (hoy fuera del partido, como Guevara o Arregui). Valiente Imaz. Le respalda toda una larga tradición en su movimiento político, que le ha dado muchos más días de éxitos que la opuesta, que siempre, desde los tiempos del fundador, le ha llevado al fracaso y a la derrota. Esperemos que en el próximo futuro Ibarretxe aprenda esa lección antes de sufrirla en sus propias carnes empecinadas. Lo peor del Alderdi Eguna es que la fervorosa militancia jeltzale ha aplaudido más al lehendakari que al presidente. Suele ser más fácil aplaudir al poder que continúa que a la dignidad que se va.