Francisco de Xavier y el vascuence-euskara

 

       El jesuita guipuzcoano P. José María Recondo, el mejor biógrafo de Francisco de Javier, después del célebre jesuita alemán P. George Schurhammer, publicó el libro La lengua vasca de san Francisco Javier: O cuarenta años de obsesión, el año 2001, a los cuarenta años de haber afirmado que la lengua vasca había sido la lengua nativa del santo. Pues bien, tras esa larga experiencia de lecturas, estudio y de investigación, llegó a la siguiente conclusión:

¿Habrá que esperar a que algún afortunado descubra un día un verdadero argumento entrañable que ponga en labios de Javier la lengua plurimilenaria? Nada más deseable. Mientras tanto, no consta, nada prueba. Rotundamente, no hay argumento, con certeza histórica, de la lengua vasca de San Francisco Javier.

El argumento de que el santo hablaba, la víspera de su muerte en la playa de Sancián, en una lengua que no entendía  el único testigo, Antonio de Santa Fe, o Antonio China, que había olvidado su  propia lengua, quiere decir bien poco. Podía ser el japonés, el francés, o el mismo castellano, pues Antonio hablaba portugués y le sonaría algo el latín.

El otro argumento, el que Francisco de Javier, escribiendo desde Cochín, el 15 de enero de 1544, a sus compañeros residentes en Roma -copia hecha en Coimbra en 1547-, y dijera en ella que los cristianos del Cabo Comorín no le entendían al comienzo,  por ser su lengua natural malavar y la mía bizcaina…  merece una mayor atención. No se dice que fuera la lengua vasca, ni vascuence, bascuenze o bascuenz, sino bizcaína. Redondo estudia en varios capítulos  el significado que tiene  ese sintagma en Cervantes, Lope, Tirso de Molina o Quevedo, y llega a la conclson de que en el siglo XVI y XVII quería decir el modo que hablan o escriben el español los vizcaínos cuando faltan a las reglas gramaticales.

Dudoso, sí, dudoso. Menos dudoso es asimismo el que en Javier no haya habido toponimia alguna vasca. A mi me parece más convincente el argumento negativo (por carencia) de que en la correspondencia de Francisco con su dilecto padre Ignacio, vascoparlante de Loyola (Azpeitia), no haya una sola palabra vasca: aita, ama, Jaungoikoa, eliza…

No vayamos demasiado lejos ni quedémonos demasiado cerca. Busquemos siempre la verdad.