Un eterno anticlerical

Todo libro puede enseñarnos algo, aunque no nos guste. Toda crítica puede hacernos algún provecho, por más que no nos convenza. Tal es el caso del libro de un convencido agnóstico-ateo y eterno anticlerical, Fernando Savater, autor de La vida eterna. Para muchos, maestro de demócratas, nunca ha perdido ocasión alguna para zaherir, maltratar y acusar a la Iglesia y a gentes de Iglesia. Fiel seguidor de Russell y de otros muchos ateos-agnósticos antiguos, empiristas radicales, el libro me recuerda a los viejos anticlericales españoles del siglo XIX y de comienzos del XX, tan criticados ya por Jaime Torrubiano en los años veinte por su desconocimiento del cristianismo y de la misma Iglesia. Como escribía hace poco Diego Toslada: “Si la fe cristiana es lo que dice Fernando Savater en estas páginas, muchos creyentes dejaríamos de serlo”.