Ni lógico ni derecho

El llamado derecho de autodeterminación política, fuera de los casos de una situación colonial o de extema opresión nacional -únicos a los que se refiere la ONU en sus documentos oficiales- ni es lógio ni es propiamente derecho. No es lógico porque, entendiéndolo en todo su rigor, haría imposiible la permanencia de cualquier Estado, causando un desorden continuo y sin límites en cualquier comunidad. Podría llegar sólo en Europa a la continua construcción y decconstrucción de cerca de 300 Estados y en todo el mundo, de 3.000 a 4.000. Pero no es tampoco un derecho estricto,  porque confunde la autonomía personal con la autonomía, en último grado, de un sujeto colectivo, sujeto a muy distintas normas en su ejercicio, que lo hagan posible y después viable. Lo que el ejercicio, de por sí continuo, del derecho de autodeterminación hace inviable e imposible.