Grecia, otra vez

No ganamos para sustos con Grecia.  Pero veo en el semanal más vendido de España que los griegos están más que asustados. Dice una psicóloga, de 30 años, que la crisis es producto de las maniobras de sus políticos, que no está orgullosa de ser griega, que en Grecia todos quieren aprovecharse de los demás, y que no le interesa ni la Grecia clásica, que reduce a piedras. Una ingeniera mecánica, de 27 años, confiesa que les han quitado los sueños, que no hay esperanza. Un escultor, de 56, va más lejos que todos y reconoce que el griego es muy individualista, menosprecia las instituciones y la política, que sólo piensan en sí mismos. Un empresario joven llega a decir que Grecia carece de indentidad, que fue una invención del siglo XIX… Parecen declaraciones vulgares y generales, propias de personas desesperadas. Pero luego ve uno las cifras que se dan sobre los abusos, excesos, corruptelas y corrupciones. durante los últimos años.. y uno se explica entonces las declaraciones de estos griegos indignados: Tras los Juegos Olímpicos de 2004, el coste se disparó de 2.800 a 14.000 millones de euros: endeudado, el Gobierno no paró el déficit, contrató 100.000 funcionarios y les subió el sueldo. Y todo, parece, se agravó desde entonces. Se han descubierto 300.000 pensiones falsas de invalidez. Unas 60.000 familias siguen cobrando la jubilación de familiares ya difuntos. De 11 millones de habitantes que tiene el país, 800.000 son funcionarios, acostumbrados a cobrar pluses por llegar puntuales al trabajo; el FMI exigió el paso de 30.000 de ellos a la reserva, cobrando el 60% del sueldo, pero fue en vano. Hay 300 piscinas censadas en la capital Atenas, pero en las fotos aéreas aparecen 17.000… Son cifras que recuerdan la peor picaresca española de los últimos años o las películas italianas más negras. – Yo espero de todas  las miserias de esta pobre y subdesarrollada Europa del Sur un serio escarmiento colectivo, que cambiará muchos hábitos, usos y costumbres de nuestras gentes. Porque la cuestión no es meramente económica. No se puede ser un pueblo civilizado en la Europa de  hoy sin una moral colectiva seria y exigente. Si la lección no ha venido directamente desde la Política, la Educación, la Moral o la Religión…, que venga desde la Economía. Es la forma más drástica tal vez de obligada corrección. Aqui también, no hay mal que por bien no venga.