Elecciones en Italia

Ahora que todo el mundo habla de Italia, comparto la opinión de que Berlusconi es un típico producto de su país, pero a su vez capaz de desbordarlo, dadas sus dotes innumerables. Ni si figura ni su éxito se entiende sin conocer la historia inmediatamente anterior a él, la crisis profunda no sólo de la Democracia Cristiana y del Partido Comunista Italiano, sino de la misma sociedad italiana. Aún están viviendo sus largas consecuencias. Estas eleccciones han terminado, por fin, con los cien partidos y con los cien gobiernos, uno tras otro. Y han estrenado por fin el bipartidismo, que no es lo mismo que el bipolarismo. Y dentro de la radical animadversión a la política y a los políticos, han elegido los italianos, por tercera vez, a quien les parece el político más antipolítico de todos, o el menos político al uso, y más parecido al gestor, al empresario, que eso es sobre todo Berlusconi: gran vendedor, poderoso vendedor pero también artista vendedor, como el cantante de ocasión que fue. Vendedor desenfadado y provocador de palabras, ilusiones y promesas. Hasta ahora poco hemos visto de bueno en él, pero ni en sus serios adversarios, divididos y confusos, tampoco. Ha desaparecido la extrema izquierda en varios de sus registros: bien ida está. Pero queda la Liga Norte (del Norte que fue hasta hace bien poco democristiano y socialista), dicen que federalista, con bromas, gestos y amenazas de separatista, xenófoba, antieuropea, demagógica y bronca, que dobla sus votos precisamente en la Italia más rica y culta. Veremos cuál es su peso y su actuación. Los democristianos no berlusconianos han resistido la prueba y comienzan a poblar el centro heroico (por imposible). Los nuevos demócratas del PD (antes, eurocomunistas, ahora ya un intento serio de una izquierda plural y europeista) tienen la ocasión de formar el gran partido social-demócrata que la Italia del siglo XXI se merece. Puede nacer ahora otra Italia (nueva, sería mucho decir), mucho más coherente y eficaz que hasta ahora. Aunque eficaz, en múltiples aspectos, como el seguir viviendo y hasta prosperando en medio de todas las dificultades posibles, ningún país como Italia, mi Italia entrañable y maestra. Cara Italia.