De omni re

Ya no informan ni forman decisivamente sobre la vida y sus valores las clásicas instituciones personalizadas y responsables: familia, escuela e iglesia. Lo hacen, en cambio, la calle, la noche, la tele y la red: despersonalizadas, anónimas, irresponsables.

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Los juicios sumarísimos son los que menos suman y los que más restan: nada menos que la vida.

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¿Qué es tener una conciencia tranquila? Es estar enteramente persuadido de que se es un perfecto canalla, escribe el impetuoso, el implacable León Bloy. Ay, si le leyeran los que dicen tener siempre la conciencia tranquila. Pero para que no parezca el escritor francés demasiado exigente o se nos pida ser humildes perfectos, contentémonos con persuadirnos sólo de lo canallesco que podemos abrigar en nuestra conciencia.

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La monarquía parlamentaria española, u otra similar cualquiera, no es, como se dice, una república coronada. ¡Es una democracia coronada: por voluntad del pueblo!