Confusión y turbación

La encuesta que hoy publica el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), con la pérdida de confianza de los españoles en el partido del Gobierno, la baja estima que tienen de todos los ministros menos de la vicepresidenta, y el repetido suspenso de popularidad al Presidente de ese Gobierno, responde sin duda, y por encima de todo, a la confusión generalizada y a la turbación creciente que cada día se manifiestan con mayor claridad en torno al proceso de autodeterminación, que ZP sigue llamando, para mayor inri, proceso de paz. La confusión dura ya demasiado tiempo. El secretismo oficial es una constante. Pero a la vez ETA y los suyos no paran de hablar y de decir sus intenciones y propósitos, que siguen siendo los mismos de siempre. Zapatero, por su parte, nunca habla ni con claridad ni con firmeza y sólo repite cantinelas y latiguillos. Y, a pesar de la evidente autoría de ETA en el robo de armas en Francia, de la crecida del terrroismo callejero, cada día más insolente, y de las extorsiones a empresarios, que cada semana se hacen más patentes, parece como si el Gobierno hiciera inútiles malabarismos por no dar su brazo a torcer, sin querer reconocer el fracaso de su empeño y el envalentonamiento aparotoso de la banda terrorista, intentando a la vez salir por la tangente y descargar su malestar y su ira sobre algunos jueces y sobre el partido popular. Así no se puede seguir mucho tiempo más. O las elecciones generales se harán imprescindibles.