Amigo-enemigo

En el caso o casos del juez estrella Baltasar Garzón, a quien tanto debemos en el minado campo del terrorismo-antiterrorismo, la odiosa dialéctica amigo-enemigo se ha impuesto, como tantas veces, hasta hacer desaparecer todas las demás. Se juzga ahora cada caso, cada paso, cada actuación, cada declaración, según esa maldita antilógica, en que se ha metido erróneamente el mismo juez implicado: según sea amigo o enemigo cada uno de los agentes, según ayude la acción de uno u otro al amigo o al enemigo… Y según ella, uno será traidor o leal, justo o injusto, y hasta genocida o benefector de la humanidad. A eso nos está llevando el guerracivilismo resucitado por algunos y conservado celosamente por otros. Es un retroceso de 30 años al menos. Los responsables son muchos. Y cada día se agregan más a este disparatado y cruel ruedo ibérico.