Archivo por meses: abril 2011

Relajamiento moral

En todos los tiempos se han hecho aspavientos sobre el relajamiento moral. Incluso en el racionalista, liberal, optimista siglo XVIII. La indiferencia por la otra vida, que arrastra a la molicie respecto a ésta -escribía Montesquieu- nos hace insensibles e incapaces de todo lo que supone un esfuerzo… Y su colega inglés Bolingbroke: El amor a la libertad, el celo por el honor y la prosperidad de la patria, el deseo de gloria se han trocado en una indiferencia general, en una vil sumisión, en un violento deseo de riquezas…

¿Todo está bien?

Todo está lo menos mal posible, resumía Leibniz. Todo está bien, afirmaba Poe. No es lo mismo. Éste último escribió, en igual sentido, un verso célebre: One truth is clear: whatever is, is right (Una verdad es clara: todo lo que existe es bueno). Optimismo metafísico se llama esto.

“Actuaciones represivas”

A pesar de su constante interés por la legalización de Sortu, EP no ha podido menos de recoger unas declaraciones de la que llama Izquierda abertzale (patriótica) en contra de las detenciones de los dos etarras de Legorreta, bien que bajo un subtítulo engañoso: La izquierda abertzale, crítica con la banda. En los párrafos siguiente espiga algunas diatribas habituales de Batasuna-ETA contra el apresamiento de sus colegas. Llama a los arrestos actuaciones represivas, que muestran en toda su crudeza la agenda polìtica envenenada que Madrid quiere imponer, en su intento de que el proceso abierto no se consolide. Y acaba haciendo un llamamiento al Estado para que realice una apuesta por las vías exclusivamente políticas y democráticas y dé la talla que exige el momento político abierto en Euskal Herria.- ¿Es todo esto una crítica a la banda? Es más bien todo lo contrario. Para quienes sostienen que el Gobierno Zapatero sigue negociando con ETA-Batasuna, esto les sonará a la letra y a la música de 2006. A  mí me suena al reciente Acuerdo de Gernika, firmado por Batasuna, Aralar y Alternatiba, y del que no se acuerda nadie. Y me confirma en que el peaje que ETA-Batasuna intenta cobrar  una vez más por la tregua es la apertura del nuevo proceso con las mesas de diálogo y negociación con el Estado, una vez que esté, de una forma u otra, en las instituciones. Y ahí está el busilis. Todo lo demás son anécdotas.

Independencia o sumisión

Independència o submissió, dicen algunos independentistas catalanes, como el ahora independentista Jordi Pujol, que copia otro dicho similar de su colega Ibarretxe. Si el dilema es abiertamente falso, la elección, cualquiera que sea, es tan falsa como él.

Adolfine-Henriette Vogel

Me adelanta Fátima Frutos, ganadora del último Premio de poesía Ciudad de Irún, este breve poema de su próximo libro, Andrómeda encadenada. Fátima, residente ahora en Pamplona, publicó varios poemas en nuestra revista Río Arga, donde la conocimos, y desde entonces no ha hecho más que crecer. El poema lleva por título Declaración póstuma de Henriette Vogel al príncipe del infinito o la estética del dolor. Adolfine -a quien su enamorado añadió el nombre de Henriette– acompañó en la vida y en la muerte al militar prusiano, poeta, dramaturgo y novelista romántico Heinrich Wilhelm Von Kleist (1777-1811). Ella padecía cáncer de mama, incurable por aquel entonces: él le quitó de un disparo la vida y luego se la quitó a sí mismo. Cerca del lago Wannsee (Postdam), lugar del doble horror, están las lápidas. La de él, siempre adornada de flores, lleva grabado un verso de su obra El príncipe de Homburg, y reza asi: Nun, o Unsterblickeit, bist du ganz mein. (Ahora, inmortalidad, eres toda mía).  En la de ella, ni una flor, ni un epitafio, sólo una piedra gris. Alemania, al decir de Fátima, venera a sus poetas, no a las musas de aquéllos.

Cada vez que un atardecer cenital
nos dicta que es inútil toda esperanza
y de la frente vuestra vena atrapa el vacío,
volvéis a profesar la implacable sentencia.

Cada vez que el orden inexplicable del mundo
doblega la espléndida rebeldía de la inmortalidad
y de vuestro pecho un dios nace despedazado,
volvéis a prescindir del pletórico numen.

Si acaso en las benditas regiones del sosiego
honrado existir pudierais y el lago de nuestras nupcias
testificara sobre el lacerante pathos que nos fue dado;
tal vez entonces supiera percibiros henchida de estruendo,
amaros como Pentiselea al Príncipe del Infinito;
aprestándome a que la parte incurable de la Naturaleza
de mí se apoderase, y encarnada en desvastadora  fuerza,
en amazona, presa ante la desmesura, os devorase la entraña
prendida en el Tánatos, desgarrándola del caos eruptivo.
Tal vez entonces esta muerte fuera la última gran tragedia.

La resurrección de Lázaro

Jesús nos da la vida. Tal es el mensaje final de todas las señales (signos, prodigios, maravillas, milagros…) del Maestro. Y para el evangelista de nombre Juan la resurrección de Lázaro -lectura del evangelio de este domingo de Pasión- es la culminación de todas esas señales. El triunfo de Jesús sobre la muerte de su amigo y discípulo Lázaro -tal vez el discípulo preferido- es el símbolo de su triunfo sobre toda muerte, incluida la suya propia. El evangelista, como en otras muchas ocasiones, parece haber reelaborado ampliamente la tradición del acontecimiento, en una exposición larga, dramática, conmovedora, una de las más hermosas de los cuatro evangelios, con varios minidiscursos y dialogos intercalados, con abundante vocabulario y muestras de estilo joánico. Muchos y destacados exégetas han llegado a reconstruir la probable tradición “nuclear” pre-evangélica, casi coincidente en casi todas sus versiones. Pero frente a los comentaristas  bíblicos para quienes el relato sobre Lázaro fue simplemente una predicación cristiana que quiso representar dramáticamente la fe de la Iglesia en Jesús el Mesías y su esperanza en la resurrección de los muertos,  muchos  otros -entre ellos, el mejor  para mí en este punto,  John P. Meier- sostienen con toda clase de pruebas que el episodio de Lázaro refleja en el fondo algún hecho de la vida del Jesús histórico. Podría ser también que una noticia sobre la curación de Jesús de un Lázaro al borde de la muerte llegara a a convertirse en relato de resurrección, pero en la mayor parte de las historias de la tradición propuestas hoy día, nada indica que tal relato existiese nunca sólo como relato de curación. El hecho real pudo ser entendido, al menos, por otros discípulos como la resurrección de un muerto, incluso durante la vida del Maestro.- El mensaje capital, en todos  los casos, sigue siendo el mismo: Jesús de Nazaret nos da, nos trae la  la resurrección y la vida. La vida que está sobre toda muerte.

¿Amor al prójimo?

Por inconcebible tenía Emil Michel Ciorán el amor al prójimo.

¿Acaso se le pide a un virus que ame a otro virus? -preguntaba con sorna. Con sorna y con cierta inexactitud.
-Hombre, si es un virus prójimo, sí -le hubiera respondido yo.