Archivo por meses: abril 2010

¿Sólo anticlericalismo?

Quien quiera conocer de primera mano lo que muchos españoles piensan y desean hoy sobre el clero, la Iglesia y las  Iglesias, la religión, Cristo, Dios…, no tiene más que leer las opiniones de los lectores que siguen a todas las noticias que se publican sobre la plaga de pederastia que han ido apareciendo aquí y allí, sobre todo en el diario madrileño EP, que es el más agresivo al informar casi diariamente sobre el asunto, con particular crudeza sobre el papa y sus presuntas responsabilidades. Lo que yo he intentado distinguir en mi último libro, Clericalismo y anticlericalismo en España, es en esas páginas de  los diarios digitales y de los diarios de papel bien evidente. Una cosa es  el anticlericalismo, otra  el antieclesialismo, muy otra  la antireligión o antireligiosismo, y distinta, en fin, es el ateísmo y su punta de lanza, el anti-teismo. Ahí puede ver el lector las razones o sinrazones, los argumentos o seudoargumentos de las cinco posturas, al menos; a veces mezcladas, a veces confundidas. Con todas o con muchas de ellas podría escribirse una buena tesis doctoral. No hay que ir muy lejos, No hay que esperar mucho tiempo. No hay que hacer grandes dispendios.

Las manzanas de Rajoy

César Oroz, un verdadero editorialista gráfico de DN, uno de los mejores dibujantes-viñetistas en los diarios españoles, filmaba anteayer mejor que nadie la insostenible conducta de Rajoy, como presidente-símbolo del PP, en tres fases:1) A lo Guilermo Tell, lleva sobre su cabeza un manzana de la que salen dos gusanos; 2) De la misma manzana salen muchos gusanos; 3) Los gusanos le salen a Rajoy de las barbas, del cuello, de la cabeza… No se ve al tirador  o tiradores de flechas, pero es fácil imaginárselos. – El que haya habido una financiación irregular del partido está por ver; en cierto modo la ha habido ya en la Comunidad Valenciana, y, además, hay en el sumario cosas peores que una financiación irregular, aunque no sea comparable con la Filesa del PSOE. Me hizo pensar la afirmación de un sociólogo relevante como Amando de Miguel, en una de las tertulias recientes, de que no sólo la corrupción está muy extendida en toda España, y no exclusivamente entre los políticos…, sino que son los mismos españoles, en general, los que, deseosos de ser ricos lo antes posible, son más que tolerantes con los políticos corruptos, a pesar de ciertos aspavientos, y no les parece mal que se enriquezcan de una y otra manera, como ellos lo harían si pudieran.  Que a la mayoría de los militantes de los partidos no les parece muy mal que sus dirigentes trabajen, por todos los medios, para la causa de la facción, me lo sé de sobra. Que los ciudadanos en su mayoría piensen y actúen parecidamente, no me consta, pero los sociólogos saben mucho de virtudes y vicios públicos. Si hemos llegado hasta ahí, la cosa es mucho más grave de lo que podía parecernos. Es ya una cuestión de salud pública elemental. La verdad es que el caso actual del PP me recuerda demasiado los casos y escándalos prolongados y consentidos del Partido Revolucionario Institucional en Méjico; del Partido Liberal Democrático en Japón; de la Democracia Cristiana y sus partidos adláteres en Italia; del Partido Socialista en Valonia; del PSOE en España, etc., etc.

La greguería …

La greguería es la alegría de la gregación y hasta de la co-gregación.


Meta-física: más allá de la física, de las cosas físicas. Más allá, pero, al mismo tiempo, de las cosas físicas, tras esas cosas, desde esas cosas, en esas cosas.


El fatal desenlace. Casi todos los fatales desenlaces no son fatales.

El tiempo sucede. La eternidad acontece.


Cuando se añade el coloquial … y punto, a la hora de rematar cualquier afirmación o debate, siempre se añade un punto a los puntos anteriores.

Se agita Suráfrica

Siempre tuvimos a la República Surafricana, si no como modelo de integracióm, al menos, como ejemplo de contención, serenidad y tolerancia entre la inmensa mayoría de población negra, en su inmensa mayoría pobre, durante años maltratada y humillada, y la mínima minoría blanca, con casi todos los resortes económicos en su poder. Pero tal vez era el milagro Mandela el que hacía eso posible. Cuando visitamos oficialmente el país, siendo parlamentarios europeos, pudimos ver de cerca la realidad, que no era tan positiva, y no lo digo porque me asaltaran en Pretoria y me robaran la cartera con unas pocas monedas, que me hicieron difícil la vuelta en tren a Johanesburgo! Dentro del horror que pudo haber sido la independencia de un país con amplia mayoría de gobernantes negros, tras el apartheid, aquello nos parecía meritorio y sorprendente. Ahora, tras el asesinato a machetazos del líder afrikaner Terre Blanche (¡curioso apellido!),  condenado antes a cinco años por golpear a un negro casi hasta la muerte, todos los diarios del mundo ofrecen cifras escalofriantes del odio y del peor apartheid actual: 3.000 granjeros blancos asesinados desde 1994; miles de homicidios cada año; la cultura del bling  (lujo y ostentación) entre los jóvenes negros selectos; la atracción del mal ejemplo de  la dictadura racista del vecino Mugabe; el himno Kill the Boer (matar a los boers: agricultores blancos) como himno del líder juvenil del CNA (Congreso Nacional Africano en  el poder), Julius Malema; la econmía aún en manos de los blancos (el 9 %)… Y todo ello en puertas del campeonato mundial de fútbol, que por vez primera se celebra en África.

La gente va al bar…

La gente va al bar más que a beber, a con-beber. Y con-beber en el bar es con-vivir.

¡Quien nos iba a decir, después de siglos de idealismo, que la inteligencia fuera, en expresión de Xavier Zubiri, la apertura a las cosas como realidades!


Lo peor de las parejas de derecho es que no sean, a la vez y siempre, de hecho.

Los jóvenes españoles son vitalmente conservadores e ideológicamente de izquierdas, según un serio estudio sociológico. A la hora de definirse ante otros, jóvenes o viejos, la gente se define por lo que piensa o imagina y no por lo que hace.

¡Estamos buenos!

Para algunos diarios españoles y no españoles, el Vaticano es, por lo visto, el predicador habitual del papa Benedicto XVI a quien por cierto le ha faltado tiempo para rechazar, por medio de su portavoz oficial, una muy desgraciada e injusta comparación llevada a cabo por dicho predicador pontificio en una de sus prédicas, de los cientos que ha pronunciado en la capilla papal. Es como si llamáramos Gobierno español a un secretario de prensa de la Presidencia del Gobierno, a la hora de citar una muy desgraciada e injusta comparación en una informe periodístico para  Rodríguez Zapatero. Pero el sectarismo anticlerical, lo mismo que el clerical, hace mente-captos a los sectarios.- Por otra parte, los observadores del llamado Observatorio de la Laicidad se han encampanado hace unas horas, entre otras cosas, por la asistencia de autoridades políticas a las procesiones de Semana Santa. Como si fuese la primera vez. Pobre alcaldesa socialista de Jerez de la Frontera, a quien media España vio levantarse con sus concejales, el jueves y el viernes santos, cada vez que pasaba uno de los muchos pasos junto a su tribuna, después de visitar por la mañana a todas las cofradías. Claro que todos los laicistas que han votado -como en el Parlamento de Navarra- o van a votar en el futuro la retirada de los símbolos religiosos de las institucicones públicas, han votado al mismo tiempo, lo digan o no, o van a votar, la consecuente retirada de las instituciones públicas (de sus representantes) de todos los símbolos religiosos o meta-símbolos, como son las procesiones, los templos y cualquier acto de culto, sea o no sea popular. ¡Fuera, pues, todos los políticos, como tales, de todas las procesiones habidas y por haber, y de cualquier lugar o manifestación  de carácter religioso en toda España! Lo que pasa es que los observadores de dicho Observatorio observador no quieren observar que España no es un Estado laico, sino sólo aconfesional, y que el articulo 16 de a Constitución, en el apartado 3, dice textualmente: Los poderes públicos  tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Además, tampoco han observado el artículo, sin número, de la misma Constitución, que reza así: Todos los ciudadanos españoles están obligados a tener sentido común.

Domingo de Pascua

Él fue
        el primero.
Se dejó ver.
(El griego nos dice:
                        ofzé).

Los que le amaron
le vieron
y no dudaron.
Y vívamente creyeron
en Él.

Vencedor de la muerte y mensajero
de la vida.
                 Como un amanecer.
Así de sencillo
                   y certero
fue.
(El griego nos dice:
                          ofzé)

Él solo
es
el autor y el destino señero
de nuestra fe.

           

El entierro del Señor

Dejemos que dirija la difícil tarea
el miembro respetable del Consejo,
que espera también el reino de Dios,
José de Arimatea, un hombre justo,
tal vez discípulo secreto del Maestro,
por miedo a sus colegas.
Le ha dado permiso su amigo Pilato
para descolgarle de la cruz
y enterrar el cadáver en un sepulcro nuevo,
excavado en la roca cercana.

Dejemos que le ayude su amigo sanedrita
Nicodemo,
que, una noche, fue a ver a Jesús,
y, un día, se atrevió a defenderle
delante de todo el Sanedrín.
Ha traído una libra de mirra y aromas
para cubrir el cuerpo ensangrentado,
deshecho por la cruz.

Dejemos que el grupo de criados
termine su duro  y delicado menester.

Dejemos que observen a distancia el entierro
las valientes mujeres galileas,
animadas por María de Magdala,
las mismas quue estuvieron en el Gólgota
mirando de lejos la muerte del Maestro.
¡Porque no les dejaron colocarse más cerca
los soldados romanos, inflexibles,
igual que a sus parientes que estaban con ellas!
Prepararán aromas por su cuenta
y mañana temprano volverán al sepulcro.

Dejemos que la noche del Sábado
cubra compasiva
los charcos de sangre del Calvario
y el crimen más horrendo que registra
la historia de los hombres.

La muerte del Señor

No. No quería morir el Maestro.
Él no vino a este mundo a morir en la cruz.
¿No era su Padre Dios
-el Abba de su tierna y constante plegaria-
un Padre amoroso y cercanísimo?
Dios no pudo enviarle al tormento y a la muerte afrentosa.
Ni Júpiter haría tal dislate.
No se vengó con él.
Ni le hizo pecado y maldición
para expiar en su sangre los pecados del mundo.
No era el Cristo aquel macho cabrío arrojado al desierto,
ni un cordero sin más desangrado la víspera de Pascua.

Cerrad esa boca loca, teólogos blasfemos,
antiguos y modernos.
O explicad mejor a Pablo, Lutero o Agustín
y a todos los que luego escribieron al dictado
de esa moda infamante, adornada de arcaica teología,
que hace a Dios verdugo de su Ungido,
de su dulce Palabra nazarena,
de su Verbo florido de parábolas.
No sea que los pocos creyentes en la vieja cristiandad
-ahora que no queda ya nada ni nadie en quien creer-
escapen espantados al oir
la mayor de las blafemias de la historia.

Y decid de una vez que al Calvario le llevaron
no los muchos, infinitos, pecados del mundo
-alta abstracción tramposa e incompleta-,
sino los muy concretos sumos sacerdotes,
los ancianos aristócratas,
algunos fariseos y escribas,
los altos funcionarios herodianos
y el miedo y cobardía del señor Procurador,
Pontius Pilatus,
moderado y liberal
al decir de Josefo,
y que sólo temía que algunos le llamaran
enemigo del César.

El Maestro quería
seguir anunciando a las gentes el reino de Dios,
la inversión de valores,
la libertad de todos,
el amor y la justicia como claves del mundo:
toda la vida hecha pro-existencia.
Tras dos años de empeños incesantes
haciendo siempre el bien,
rodeado de pobres y excluidos,
amado por los hombres de limpio corazón,
tropezó con la ira de unos,
con la envidia de otros,
con el odio religioso y político
de algunos más.

Nunca pensó en defenderse
por medio de la fuerza y la violencia
como Atronges, Simón o Judas Galileo,
pasados por la espada de Roma.
Con astucia y mentiras le cercaron:
era débil para ellos la alimaña.
Nadie tuvo el arrojo de salir  a defenderle.
Los poderes del mundo ya se sabe,
de cualquier color que sean,
no perdonan jamás el peligro y la sospecha.

En una cosa, sí,
aciertan poetas excelsosy rancios teólogos:
todos en él pusimos nuestras manos.
Porque, puestos en escena,
habríamos hecho todos
en una u otra ocasión,
más o  menos, lo mismo
que hicieron, aquel viernes de Nisán,
los judíos,
los romanos.
los variados peregrinos llegados de la Diáspora
por la fiesta pascual.
Lo hemos hecho, después, en veinte siglos,
millones y millones de veces por el mundo
con millones y millones de víctimas humanas.

Por eso siempre aciertan los teólogos confusos,
al decir, con razón indirecta,
que por todos murió,
Salvador definitivo, escatológico,
el Bendito de Dios.
Es muy cierta verdad.
Somos todos los muchos
por los que él derramó la copa de su sangre,
según Marcos en la cena del jueves.

Mas no digáis por eso,
hermanos queridísimos,
que Dios le destinó, implacable, a ser crucificado.
Y decid de una vez,
con nombres y apellidos, si es posible.
añadiendo el oficio,
quiénes le subieron a la cruz,
el viernes de Nisán: hoy Viernes Santo.

Jueves Santo. La cena del Señor

Fue una cena casi clandestina.
Había decretado el Sanedrín su muerte.
Jesús presintió que su fin se acercaba.
La tarde del jueves, antes de los Ázimos,
quiso despedir a sus discípulos,
previendo que no volvería a cenar con ellos
hasta que llegara el reino de Dios.

Solía el el jefe de familia en Palestina,
después de levantarse de la mesa,
tomar en sus manos la torta de pan
y, tras decir sobre ella el ritual de alabanza,
trasmitiendo bendiciones para todos,
la partía en trozos que iba repartiendo.

Al final de la cena, el dueño de la casa
tomaba, sentado, en su mano derecha,
una copa de vino escanciada para él
la copa de bendición-,
y despues de recitar sobre ella
la acción de gracias, bebía de su copa
y todos los presentes bebían
de aquéllas que tenían en sus manos.

Aquella noche del jueves, el Maestro
tomó en sus manos el pan
y, dadas gracias a Dios,
se lo dio a sus discípulos diciendo:
Este es mi cuerpo, entregado por vosotros.
Haced esto en memoria de mí
.

Y tomando la copa después de cenar:
– Esta es la copa de la alianza nueva en mi sangre,
derramada por vosotros.
Cuantas veces la bebiereis,
hacedlo en memoria de mí.
No iba a beber el Maestro el jugo de la vid
-lo dijo emocionado-
hasta beber del vino
nuevo en el reino de Dios.

Era la sangre martirial de los profetas
de Israel.
Era la sangre del Siervo de Yahvé que cantara Isaías.

Fracasada su misión itinerante
de predicar el reino
por toda Palestina,
les deja a los suyos el encargo misionero.
Toda su vida fue entrega absoluta.
También su muerte es fruto de la entrega.

Pálida de muerte salió esa noche
la bella pleniluna de Nisán.