En una entrevista en EP, Pasqual Maragall se retrata mejor que ante el mejor pintor de cámara. Incapaz de reconocer el fracaso del tripartito, confiesa paladinamente que nadie le pidió que repitiera y que Montilla se negó a formar un posible tándem con él. Definiéndose como hombre de izquierdas y catalanista, sigue pensando que su contribución mayor ha sido hacer visible su idea nueva de España, no tanto de Cataluña, y que el Estatuto aprobado ha sido la más eficaz contribución catalana por hacer esa España plural. Ni se le pasa por las mientes que el TC pueda echar abajo alguna pluralidad. Dice una y otra vez que a la derecha nacionalista catalana no le interesa España, pero que esto no lo ven en Madrid, ni siquiera los socialistas, que siempre creen que Cataluña es igual a nacionalismo catalán: un guantazo suave a Rodríguez Zapatero. Pero qué más da. Y en el colmo del cinismo, reconoce implícitamente que el silencio del PSC y de todo el tripartito ante el famoso tres por ciento que él mismo denunciara en el Parlamento catalán contra los adversarios políticos de CIU fue condición forzosa para entenderse todos en el Estatuto. Y dando por hecho que “la política no es trigo limpio“, da también por cosa sabida que entre políticos “de determinados temas no se habla” . Digo yo si porque todos tienen los pies de barro y la mano de oro. Todo un retrato, y no sólo de Maragall.