Pontificia Majestas

Pontificia Majestate Praefulgens… Así comienza la lauda escrita en un latín clasicista, que celebra la ruidosa y jubilosa visita de Pío XII a la basílica romana de Santa María sopra Minerva, regida por los frailes dominicos, recién terminada la segunda guerra mundial. Refulgente de majestad pontificia -podríamos traducir- entró el pontífice en el templo. Esa majestad pontificia, tan propia del papa Pacelli, por origen, formación, cargos diplomáticos y administrativos, y por el ambiente trágico y solemne de la guerra y la posguerra. Esa majestad pontificia, heredada también de siglos anteriores, más de los pontífices máximos originales, que fueron los emperadores romanos, que de Jesús de Nazaret y de los primeros papas obispos de Roma.