Las embajadas de ETA

El artículo que publicaba ayer en EP JL Barbería con ese mismo título pone los pelos de punta. La banda terrorista, con la ayuda de todos sus muchos brazos, ha extendido por todo el mundo, especialmente occidental, una tupida red de presencias y de acciones, con múltiples nombres y modalidades, para justificar, primeramente, sus crímenes y después para conseguir sus objetivos políticos. Su macabra ONG Askapena ha conseguido hacerse con la colaboración de diputados escoceses, irlandeses del Norte, corsos, daneses, italianos, alemanes y flamencos. Sus activistas, llamados brigadistas, y otros enlaces internacionales han llegado a las puertas del Parlamento Europeo, de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra, de la misma ONU… y no se han quedado fuera. Y todo su afán ahora mismo es llegar a participar plenamente de un modo u otro dentro de esos organismos, por medio de agencias, consultorías, comités, etc., donde desde hace años ya se mueven, informan y actúan. Sus países predilectos son los países sudamericanos donde es mucha la presencia vasca, y donde colaboran con los gobiernos revolucionarios -con el de Venezuela muy directamente-, movimientos extremistas y hasta con las guerrillas: las FARC en primer lugar. No les van a la zaga países como Sáhara, Sudáfrica, Bielorusia, Irak, Kurdistán, Palestina, y en Europa: Bélgica, Italia, Alemania, Francia, Irlanda del Norte, Cataluña… Los testimonios de algunos españoles llamados por las embajadas para dejar claro ante ciertos políticos extranjeros, amigos de España, qué es y qué no es ETA, qué es y qué no es Euskadi, son la prueba de lo poco y lo mal que ha actuado la diplomacia española, y no sólo la diplomacia, durante todos estos treinta años. También queda manifiesto que el Gobierno de Euskadi, en su activa presencia internacional, no ha trabajado precisamente para ayudar a dar una buena imagen del llamado Estado Español, que aparece siempre, aun para los relatores de la ONU, al menos como sospechoso de torturas, de opresiones, de violaciones de derechos humanos, perseguidor del euskera, y qué sé yo. Y para no repetirlo todo, queda meridianamente claro que la última negociación con ETA, que ha atraido y acercado a nubes de mediadores a las posiciones de la banda terrorista y de sus adláteres, ha dado un impulso desconocido hasta entonces a las relaciones de los terroristas con todos sus partidarios en el mundo, a través de sus Herriambaxadas.- Qué poco sabíamos, qué poco sabemos de todo esto, que es decisivo para conocer los verdaderos resortes y potenciales del terror.