Rafael Múzquiz y Aldunate, natural de Viana, predicador del rey Carlos III y confesor de la reina, consiguió que el madrileño Luis Paret y Alcázar, elegante y fastuoso pintor de la corte, apodado el Watteau español, viniera a la ciudad navarra y pintara al  temple, durante el el verano de 1787, la cúpula de la capilla de San Juan del Ramo, en la iglesia madre de Santa María.

Qué transparentes y claros colores. Qué largas y vigorosas pinceladas. Qué recios y bien fornidos personajes, casi miguelangelescos. Qué lujo y refinamiento en los vestidos. Qué suavidad en los paisajes.

Además de dos cuadros al óleo, en la entrada a la capilla vianesa, Paret nos dejó, como recuerdo de su paso por Pamplona en 1788, cinco diseños de estilo neoclásico para cinco fuentes de la capital navarra, encargados por el ayuntamiento.

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