Olite y su Palacio

 

         El rey, nuestro señor, Carlos III, apellidado El Noble (1387-1425), nacido en Nantes, hjo primogénito de Carlos II de Navarra y de Juana de Francia, fue un monarca conciliador y mantuvo buenas relaciones con todo el mundo. Casó muy bien a sus muchos hijos, tanto legítimos como bastardos. Sus sucesores pagarian después los excesivos favores que concedió a ciertos nobles malandrines.

Por si fuera poco, se dedicó a construir palacios y a embellecerlos. Amplió y restauró el de Tudela; acondicionó los de Pamplona, Sangüesa y Puente la Reina, y levantó el de Tafalla, con extensos patios y jardines.

Pero Olite, el viejo recinto romano-visigodo amurallado, fue la niña de sus ojos, y hasta lo hizo centro de una nueva Merindad, a la vez que transformó el palacio viejo, heredado de sus mayores. Le plantó ocho torres, lo decoró con pinturas murales; le incorporó vidrieras y alabastros; lo recubrió de yeserías, cerámicas, artesonados y azulejos; lo hizo castillo fortificado y palacio cortesano entre la arquitectura Valois y la decoración mudéjar. Trajo maestros y artistas de todas las procedencias.

Quien recorre todavía hoy sus múltiples salas, alcobas, escaleras, pasillos, galerías, terrazas, torres, recovecos, pasos de ronda, patios y jardines…, sigue oyendo el alto rumor de recepciones, banquetes, justas, conciertos o corridas de toros. Y viendo moreras, naranjos y otros árboles extraños, así como leones, avestruces y papagayos, traídos de África, igual que innumerables aves de presa, capturadas en los Pirineos para el regio entretenimiento de la cetrería.

– Mirad, mirad las figuras y armerías de los  Nueve Barones, llamados otras veces Los Nueve  de la Fama.

El primero es Carlomagno, del que nuestro rey Carlos es descendient en recta lignea.

– ¿Y los otros?

– Los otros son nada menos que el rey Arturo, Godofredo de Bouillon, David, Judas Macabeo, Josué, Héctor, Alejandro y Julio César

Alto soto de torres otoñales

Viva hoguera del arte incandescente.