Los obipos de Cataluña

     Leo en Catalunya Cristiana que los obispos catalanes, en la nota publicada con motivo del comienzo de la Cuaresma, aluden a muchas cosas, elementales y sabidas, como el problema político catalán, la concordia, el diálogo, la pluralidad de la sociedad, la democracia, la necesidad de un gobierno…, pero no aluden para nada a lo más importante ocurrido en los últimos meses en Cataluña: las graves infracciones y violaciones de las  leyes, del Estatuto, de la Constitución y del Estado de derecho. Parece que les importara un comino el Estado de derecho, en el que viven, al que deben respeto y obediencia, y por el que, en buena parte, son lo que son. Tan partidarios del diálogo, parecen olvidar que la ley, que toda ley incluye muchas horas de diálogo y que quienes se saltan las leyes se saltan asimismo toda posibilidad de diálogo. No mencionan siquiera, al mencionar la crisis económica y social que vive Cataluña, el grave deterioro de la economía, la fuga de empresas y sobre todo la fractura social y política que ha traído el independentismo ilegal, unilateral, extremoso y hasta ridículo de una parte de la población. Se refieren, compasivos, a la prisión preventiva de algunos antiguos políticos y líderes de opinión, pero no a las causas que los llevaron a esa situación, Y siguen sin hacer la más mínima mención de la injusticia y grave daño para todos que supone la campaña agresiva y constante de una parte de la clase política catalana por separarse de España y el movimiento de aversión y odio que generan hacia un País, donde algunos de los prelados han nacido, han pasado media vida y han ejercido su sacerdocio y episcopado, caso del cardenal de Barcelona y del arzobipo de Tarragona, entre otros. Se dicen ciutadans d´aquest pais (¿de cuál?), y no se atreven a decir que lo son propiamente sobre todo de España, a cuya Conferencia Episcopal pertenecen, además de ser pastores de la Iglesia que camina en Cataluña, Finalmente piden a los fieles lo que ellos son incapaces de hacer, por miedo, como tantas veces en la historia, a su inmediato cerco político. Y acaban pidiendo también a Dios que haga lo que deben hacer ellos mismos, sin endilgar a la Divinidad lo que es deber de los hombres en esta vida, aunque les  cueste caro .¡Pobres diablos!