¿Volver a las andadas?

 

              Uno de los riesgos de ahora mismo es que los amigos moderados del independentismo, sus tácitos servidores; los tibios neutrales; los sedicentes pacificadores; los escurridizos y cobardes; los que buscan sobre todo su propio interés (sea arrojar a Rajoy o salvar a Puigdemont) se erijan en jueces y hasta en salvadores del procés. ¿Mediación, diálogo, pacto? Los que hemos sufrido de cerca el horror de ETA y de sus secuaces independentistas de todo género sabemos bien lo que todos esos vocablos, inocentes de suyo, quieren decir: dar la última razón a los delincuentes o a su delincuencia; a los enemigos de la democracia y de España; a los golpistas con golpes de pistola, de demagogia, de antilegalismo, o de sedición. O, en el mejor de los casos, seguir enfrentados al Estado de derecho y a la España constitucional. Sería volver a las andadas.