Unas “primarias” penosas

 

         Envío al periódico un artículo sobre los Tres candidatos del PSOE , donde gloso brevemente “las primarias”, la “izquierda”, la obsesión con Rajoy y el PP, la descalificación global del enemigo y la “nación”. Aqui, me quedo con “las primarias” (elecciones), que nacen, como es natural, en un País (USA), donde los partidos casi no existen durante los cuatro años de legislatura, y donde se adaptan bien al sistema presidencialista y al bipartidismo existente, porque ellas mismas tienen ese carácter: legitiman al elegido, lo refuerzan y lo consagran para contender con otro rival como él. En España y en casi toda Europa, con sistemas parlamentarios y acostumbrados a la democracia indirecta y representativa, la moda de “las primarias” no dejan de darnos un susto tras otro. Porque, además del abultado gasto de tiempo, esfuerzo y dinero, suelen ir mucho más lejos de lo que se pretende: enfrentan a los candidatos, desgarran a los partidos, y más que elegidos convierten a los ganadores en caudillos victoriosos, con todos los poderes en su manos. Eso le convenía, naturalmente, a Rivera, que acababa de ver la luz de la política o a Pablo Manuel Iglesias Turrión, por parecidos motivos, y por deshacerse directamente de Errejón. Pero “las primarias”, incluso en el país europeo más presidencialista, que es Francia, han arruinado al Partido Socialista y han descoyuntado, por ahora, al PSOE en España. Los dos candidatos con más posibilidades  en el debate del día 15 parecían candidatos de dos partidos diferentes, y dieron al público la impresión-convicción de enfrentamiento, malquerencia, resentimiento, rencor y hasta odio. ¡Una pan como unas tortas!.