Ribera de los yesos

 

 En la Riberas de los yesos, occidental y oriental, o aquí, en Caparroso, vales (valles) y barrancos separan entre sí una serie de serrezuelas grisáceas y desnudas, de yeso y sal. Bad-Lands (malas tierras) las llaman los geógrafos. Sólo en los cabezos se agarran a la arcilla, tenaces, la ontina y la aliaga,, el espliego, el romero y el tomillo, mientras sisallas, sosas y espartos, amantes de la sal, cubren las faldas de los altozanos.

Los /las vales llevan nombres apegados al terreno: Portillos, Agua Salada, Terraplén…

Roca sedimentaria, el yeso nos recuerda, en su resistente sequedad, la evaporación y desecamiento de los lagos que existieron en la cuenca del Ebro durante el oligoceno y el mioceno.

A los pies del viejo Caparroso, y casi rozando el nuevo, pasa solemne, bajo los dos puentes, el río Aragón, fertilizando la llanura aluvial de regadíos y sotos, y llevándose en su espejo azogado la flamante ruina gótica de Santa Fe.