Postal de felicitación

 

Ni los vientos más tristes
ni el oscuro huracán de una muerte previsible
pueden arrebatarte el oro
de tus cincuenta años:
la mitad de una vida venerable,
la estación terminus
de una juventud de calendario.

Un tesoro que Dios y que Natura,
por el cauce amoroso de tus pades,
pusieron en tus manos inocentes
para poder alzar
el árbol de tu entera biografía.

Es octubre y otoño,
y tras el frío invierno
volverá la sabia primavera
de tu segunda edad.

Ni los vientos más tristes
ni el oscuro huracán de otras muertes previsibles
podrán arrebatarte
la dicha de cumplir tu cumpleaños.