Por qué escribimos

 

        Escribimos porque creemos que tenemos cosas que decir. Que, quizás no las dijimos a tiempo o no nos atrevimos a decírselas a alguien. Pero, además, y, sobre todo, porque siendo el lenguaje, como nos enseñó Heidegger, la casa del ser, volvemos a ella, especialmene en medio de alguna intemperie, buscando un abrigo contra el espanto y la miseria del mismo ser. Y es en el lenguaje escrito donde mejor nos abrigamos y donde mejor podemos reposar. El lenguaje hablado es demasiado breve, demasiado expuesto, demasiado inseguro. No hay proverbio castellano referido a la escritura, parejo al Hablar por hablar. Nadie escribe por escribir, a no ser como castigo, como el Bart de los Simpson en la pizarra del colegio, o alguien para cobrar alguna dieta. Y no suele faltar en ocasiones la vana pretensión de querer que, con nuestra escritura, nos conozcan mejor, o simplemente que nos conozcan. Pero, siendo tantos, y con tantas ganas de dejar escritas las cosas que se dicen o dejan de decirse, es una ilusión infantil.