Nuestro patrimonio moral

 

        Me envía un amigo, colaborador de un diario digital, uno de sus trabajos sobre nuestra modernidad cambiante, nuestra Europa convulsa, nuestra España desquiciada. Recalca algo que no suelen hacer, unos por otros, los que hablan siempre de valores, pero sin concretarlos, o, a lo sumo, reduciéndolos a los dos o tres políticamente correctos y olvidando casi siempre los clásicos que distinguen a Europa de otras potencias del mundo. Dice en uno de sus párrafos: Los europeos tenemos un patrimonio moral que merece lo propongamos con pasión y renovada vitalidad. Es el mejor antídoto contra la falta de valores y facilita la lucha contra toda forma de extremismo. Europa es un buen lugar para vivir, pero tenemos problemas y es preciso abordarlos con valentía, siendo muy realistas. Para  competir en este mundo globalizado no debemos dejar de ser lo que somos. Los otros adversarios / competidores tienen fuertes señas de identidad  (Mi amigo piensa sin duda en Rusia, China, Mundo árabe, Persia, India, Estados Unidos de América…). No perdamos nosotros las nuestras…, pues estamos muertos antes de empezar a competir, y entonces nuestro futuro no pasará de ser otra cosa que un gigantesco y decadente parque temático.